El beato Ludovico Pavoni vivió en una época caracterizada por profundos cambios políticos y sociales, como la Revolución francesa (1789), el dominio napoleónico y después el austriaco, la incipiente revolución industrial... Su política sin embargo fue siempre la del amor.

Nació el 11 de septiembre de 1784, en Brescia (Italia), de una familia noble, hijo de Alejandro Pavoni y Lelia Poncaralli. Desde niño comenzó a sentir inquietud por los que no tenían nada, compartiendo todo lo suyo con quienes llamaban a su puerta. Como noble de su tiempo, disfrutó de niño de la caza y la pintura, y también gustaba enseñar a leer a otros jóvenes menos afortunados en Alfinanello, donde pasaba parte del verano.

En contraste con la mentalidad anticlerical y liberal de su tiempo, es ordenado sacerdote el 21 de febrero de 1807, a los 23 años. Enseguida se da cuenta de que las mágicas palabras que corrían en boca de todos “libertad, igualdad, fraternidad”, pedían a gritos una religión más cercana al hombre y una iglesia más en contacto con los pobres.

Renunciado a los privilegios que le ofrecía la carrera eclesiástica, se entregó con generosidad a aquellos que tenían más necesidad: los jóvenes, y entre ellos, los más pobres. Fue secretario de mons. Gabrio María Nava, con quien maduró esta decisión de darse por completo a los jóvenes más necesitados. Para ellos abrió en 1814 el Oratorio de San Luis Gonzaga, en Santa María de la Pasión, un Centro juvenil donde los más pobres podían reunirse, aprender, jugar y rezar. Este pequeño centro trataba de integrar realidades tan diversas como la familia, la escuela y la parroquia, salvando a los muchachos del analfabetismo y de la explotación. En este tiempo es nombrado canónigo de la Catedral de Brescia.

Ludovico Pavoni se da cuenta de que el Oratorio era insuficiente. Los chavales en su mayoría procedían de familias desestructuradas y cuando abandonaban el Oratorio para volver a sus casas, echaban a perder lo que allí habían aprendido y vivido. Faltaba continuidad. Surge así en 1821 el Instituto de San Bernabé, un verdadero "Colegio de Oficios","donde al menos los más abandonados encontrasen el padre y la madre que habían perdido", y "crecieran con seguridad educados en profesiones honradas". Entre los oficios, carpintería, joyería, metal, zapatería... destacó la Tipografía, que enseguida se convirtió en Editorial, pionera de la prensa católica italiana. Pavoni pensó también en el mundo rural y proyectó en Saiano una Escuela agrícola. En 1836, San Bernabé se llena de huérfanos a causa de una epidemia de cólera, y en 1842, acoge a los sordomudos, llamados por el p. Pavoni "porción elegida" del Señor.

El p. José Baldini, segundo sucesor de Pavoni en el gobierno de la Congregación, escribió así de este centro: "La verdadera idea, la idea característica del Instituto Pavoni era esta: que los menores pobres y abandonados por sus padres y parientes, encontraran lo que habían perdido... no sólo se trataba de encontrar en el Instituto un pan, el vestido y la educación... sino también un padre y una madre... era necesario el amor de un padre, una ternura de madre y un amor de hermanos".

Para los pavonianos, el Instituto de San Bernabé sigue siendo un lugar educativo de primer orden y un punto de referencia obligado, por el método educativo que allí se seguía: el método preventivo del amor y de la imitación, por la presencia continua del educador y por ser una experiencia abierta de la cual surgió la Congregación.

Durante casi 30 años, Ludovico Pavoni dirigió el Instituto, enseñando a los chavales no un oficio, sino varios, y dándoles una formación humana y religiosa integral, haciendo de ellos "valientes artesanos, buenos cristianos y honestos ciudadanos", como él mismo escribe.

Para garantizar la continuidad de esta obra, Pavoni fundó en 1847 la Congregación de los Hijos de María Inmaculada (Pavonianos), formada por religiosos sacerdotes y hermanos, que trabajan juntos en la misma misión. Su deseo era formar una Congregación ‘cuyos miembros, inflamados de amor de Dios... vivieran dedicados a la propia santificación y al a salvación del prójimo’. El 8 de diciembre de 1847, los primeros miembros de Hijos de María, con el p. Pavoni emiten su profesión, en la que asocian los consejos evangélicos al especial cuidado de los jóvenes más necesitados. La Iglesia reconoció este carisma y animó a su continuidad.

En el momento de la Fundación, Pavoni tenía 63 años. La obra "dictada por el cielo" estaba puesta en marcha. Un par de años después, en 1849, Pavoni gasta sus últimas energías en el camino de Saiano, intentando poner a salvo a sus muchachos del bombardeo de las “Diez Jonadas”, bajo una lluvia penetrante y fría. Ludovico Pavoni murió en Saiano la madrugada del 1 de abril de 1849.

El camino sigue hoy más allá de la lluvia. Ludovico Pavoni vive hoy en los pavonianos, en las diversas partes del mundo y de la misión a ellos confiada, con manos de carpintero, tipógrafo, educador... manos encallecidas y consagradas, manos de padre para los jóvenes.

Juan Pablo II beatificó a Ludovico Pavoni el 14 de abril de 2002 en la plaza de San Pedro en Vaticano. Celebramos su fiesta es el 28 de mayo, aniversario de la última traslación de su cuerpo.