Viví como nunca el sagrado Triduo Pascual.

MISIÓN EN FOSCA

Ante todo quiero dar gracias a Dios por haberme permitido vivir ésta experiencia de Semana santa, a la comunidad pavoniana en Bogotá por haberme hecho la invitación, y a la comunidad de la vereda el Herrero del municipio de Fosca en el departamento de Cundinamarca, por su generosa acogida y hospitalidad para con nosotros los misioneros que estuvimos allí durante la Semana mayor.

Debo decir que es la primera vez en mi vida que tengo una experiencia de misión, por lo tanto iba con expectativa y miedo, pero a la vez con gran entusiasmo por vivir algo totalmente nuevo para mi vida cristiana y que al final sería una experiencia que me ayudaría a discernir mi vocación a la vida religiosa pavoniana.

Al principio la misión me costó un poco, debido a que el hecho de salir de mi mismo, de dejar algunas comodidades en la ciudad, y de adentrarme en un ambiente diferente, hicieron que en ese momento pensara hasta en desistir de la misión. Además me embargaban un sentimiento de miedo y de frustración, cuestionándome si en verdad era capaz de cumplir con la misión que Dios me encomendaba en esa vereda. Sin embargo el padre Daniel me animaba a continuar la experiencia, lo cual me ayudó bastante y me fortaleció para no terminar empacando maletas y regresándome a Bogotá.

Junto con el padre y otro joven misionero, emprendimos la misión en la vereda; visitando las casas, conversando con las familias, visitando los enfermos, y yendo a los lugares más recónditos de ésta vereda a llevar el mensaje salvífico de Jesús. Todos estos acontecimientos crearon en mí sentimientos de alegría y de ánimo para continuar ejerciendo la misión, a pesar de las dificultades que se presentaban.

Los habitantes de ésta región en su mayoría son católicos, personas creyentes y piadosas que están en continua búsqueda de Dios, y también los caracteriza un amor entrañable hacia la santísima Virgen María.

Por otro lado, el trabajo con los jóvenes fue fructífero, a pesar de que fue regular la asistencia de ellos, en las diferentes actividades propuestas por el padre Daniel y nosotros los misioneros. Sin embargo, los jóvenes que participaron, mostraron una gran apertura por los temas que se desarrollaban en las actividades; ya que fueron actividades bastante dinámicas, pero a la vez que resaltaban profundamente el sentido de lo que se viviría en la semana santa. Me sentía dichoso trabajando con los jóvenes de ésta vereda, y pienso que en cierta manera, estaba viviendo más profundamente el carisma de Ludovico Pavoni.

Viví como nunca el sagrado triduo pascual; profundizando más los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, y además teniendo ciertas experiencias espirituales que nunca en mi vida había tenido. El jueves santo, meditando sobre la institución de la Eucaristía, el sacramento del orden y el mandamiento del amor, me sentí más motivado y animado a continuar el proceso de discernimiento vocacional con los Hijos de María Inmaculada. El viernes, meditando sobre la pasión y muerte del Señor. Finalmente el sábado santo y domingo de resurrección sentí una gran alegría al recordar que Jesús ha resucitado, venciendo la muerte y el pecado.

En conclusión, fue una experiencia enriquecedora para mi vida, al compartir con personas tan maravillosas esta Semana santa, conociendo un poco de sus vidas, y aprendiendo bastantes cosas de ellos; cosas que más adelante me ayudaran a construirme como ser humano y como cristiano. Nuevamente gracias a todos los que permitieron que yo viviera esta hermosa experiencia de la mano de Jesucristo vivo y resucitado.

 

Julián Felipe Sastoque

Postulante pavoniano