De lo mucho vivido en esta intensa y fuerte experiencia

Es difícil resumir en una palabras lo mucho vivido en la experiencia de la Pascua Juvenil 2017, del 13 al 16 de abril en Valladolid y La Cistérniga. Quizá, a través de las imágenes y videos podamos acercarnos algo a este acontecimiento y lo que ha supuesto en la vida de 84 jóvenes que han participado: crecimiento, fe, profundización, amistad, compañerismo, unión, testimonio, fuerza... Tantos rasgos que una vez más nos recuerdan que los jóvenes todo lo pueden, como decía un santo contemporáneo, san Pedro Poveda, pueden cambiar el mundo si están convencidos. Del Jueves Santo al Domingo de Pascua, estos 84 jóvenes latieron con un mismo corazón, el corazón de san Ludovico Pavoni en este año de su canonización. Vibraron, se emocionaron y se sinteron parte de una gran aventura que todavía hoy continúa. Nos recordaron los jóvenes que ser pavoniano está de moda y que el carisma es un don del Espíritu a la Iglesia de Jesús.

Comenzamos el día 13 de abril, Jueves Santo con la presentación, pescando en una pecera y saltándonos toda vergüenza posible, cantando, escenificando, haciendo mímica... Pocas veces he visto jóvenes tan extrovertidos y tan exhibicionistas en el buen sentido de la palabra. Se nos invitó después de comer a ver la vida con otros ojos: "soy ciego, y hoy comienza la primavera", haciendo carteles, preparando todos los detalles, hasta la emocionante celebración de la Cena del Señor, donde revivimos sus gestos y palabras. "Haced vosotros lo mismo". Y los jóvenes, intercambiándose la sotana de Pavoni, paseando por la iglesia, la plaza, el centro parroquial... sin ningún miedo, encarnando la figura entrañable del p. Pavoni. Especialmente quedó en la retina de muchos el lavatorio de pies y el mandato del servicio, para seguir haciendo lo mismo que Jesús y que Pavoni. La cena, este año fue compartida, y disfrutamos de las estupendas viandas de la diferentes regiones, con el Principito de la mano, atravesando un gran corazón que era la puerta por la que entrábamos en el misterio de Dios. En la cena fuimos conociéndonos mejor y buscando nuestro corazón incompleto de la mano de Isidoro, Maite y Merche, una nueva vedruna que debutó en la Pascua entre nosotros. Por la noche, la oración ante el Santísimo, recordando las últimas horas de Jesús. Quizá las noches sean lo que más cuesta en estos encuentros. Les hay con sueño, pero la mayoría, al venir descansados, aprovechan para seguir socializando y conociéndose hasta altas horas.

Pero eso no fue obstáculo para vivir intensamente el Viernes Santo, con el corazón enjaulado y el Viacrucis por el campo, entramos en el misterio del sufrimiento y el dolor de tantas personas, actualizando la pasión y muerte de Jesús. Después de comer, la Hora de la Misericordia, a las 15 h. El trabajo de grupos y la impresionante celebración de la Pasión Y Muerte del Señor, donde volvimos a poner la cruz en el centro de nuestra vida, con la adoración de la cruz y el recuerdo de tantos crucificados. La Película "Resurrección", pues nuestros ojos más allá de la muerte, en la esperanza cierta de la Pascua.

El sábado por la mañana, aprovechamos para ir a Peñafiel, visitar el Castillo, San Pablo, el Coso... el tiempo nos regaló una bonita mañana llena de sol y de esperanza. Después de la comida en el campo, los preparativos de la Vigilia Pascual. Preparación personal, interior, exterior, de los detalles, de cada uno mismo... Y llegó la gran fiesta por la noche, en medio de una noche hermosa, casi primaveral, encendimos el fuego y danzamos el fuego y la vida, y la creacción, sintiéndonos parte de la iglesia que celebra con gozo la Pascua del Señor. Los fuegos artificiales, los globos y sobre todo la bendición de la imagen nueva de Cristo Resucitado, pusieron una nota de color a esta noche tan especial. También nuestro querido Miguelín renovó el bautismo con un precioso testimonio que nos animó a todos a seguir creyendo y a seguir sembrando. La bendición de la imagen del Cristo Resucitado fue un momento especialmente hermoso, en el que la parroquia entregó a los jóvenes esta nueva imagen, invitándonos a buscar el rostro de Dios en las sombras y el desconcierto que a veces vivimos. Él es la imagen del hombre nuevo, la imagen de lo que aspiramos a ser. El rostro de Jesucristo, el eternamente joven, brillaba con especial intensidad esa noche y nos retaba a resucitar con él. Los jóvenes recibieron este regalo de la Iglesia con gran ilusión, sabiéndose destiantarios y continuadores de una buena noticia llena de esperanza. Fue un momento especial para muchos de ellos, especial cuando vimos su Rostro y especial cuando cantamos "Canta amigo, canta", que se ha convertido en el himno de los jóvenes. Y la fiesta continuó hasta que los vecinos nos llamaron la atención, con el delicioso chocolate de Seve, el baile, la música...

A la mañana siguiente, pertrechados de las camisetas de la canonización, subimos todos la cementerio de La Cistérniga, donde estaba proclamando la Resurrección la imagen de Jesús. Después de una oración la proclamación de la Pascua en ese lugar donde descansan nuestros muertos, trajimos en procesión, con no poco esfuerzo, su imagen hasta el templo parroquial, donde tuvo lugar el Encuentro con la imagen de María y la Misa de Pascua con el bautismo de Sara. 

Después del exquisito pollo asado, nos despedimos con lágrimas, con pena, pero con la alegría de saber que habíamos encontrado buenas personas, que nada podría separarnos, ni la distancia ni el tiempo, porque estábamos unidos por la Pascua de Jesús y por el recuerdo entrañabale de Pavoni, que se tiene que hacer vida en nuestra vida. Mil gracias a los jóvenes y a los monitores, también jóvenes, que hicistéis realidad, un año más, este milagro de la Pascua.