Al amparo de nuestra querida Madre, estoy convencido que de allí va a surgir alguna vocación pavonina.

JORNADA VOCACIONAL EN MARGARITAS

El mismo domingo en el que iniciaba la Misión Vocacional, el 2 de febrero, me entró una afonía tremenda, probablemente causada por la gripa o alguna alergia. Sin embargo, como ya me había comprometido con el Grupo vocacional de la diócesis de san Juan y con dos religiosas a las que iba a llevar en el carro, decidí ir a esa Jornada vocacional, con la esperanza de que al día siguiente ya estaría más alentadito. Bueno la verdad es que no mejoré nada, sino que me pasé casi toda la semana medio enfermito, pero con la ayuda de mi compañera de trabajo, la hermana Marisa, pudimos llevar adelante nuestras actividades. (Desde aquí la pido disculpas porque probablemente fui yo el que le pegó la gripe).

Tengo que confesarles que desde que me invitaron a esas Jornadas, tuve la intuición que de ese pueblo iba a salir alguna vocación pavoniana. Imagínense: El pueblo se llama “Margaritas”, un nombre cargado de belleza, sencillez y esperanza; la parroquia se llama “Nuestra señora de la Asunción”, como la parroquia de mi pueblo y también como mi madre y hermana mayor; y, además, la imagen central del templo está dedicada a la Inmaculada. Por eso, al amparo de nuestra querida Madre, estoy convencido que de allí va a surgir alguna vocación pavonina.

La zona que nos tocó evangelizar, a la hermana Marisa y a mí, fue el barrio “Nuestra Señora del Carmen” (¡otra ayudita más!). Y como siempre, el recibimiento y la acogida fueron extraordinarios. Quiero dar las gracias especialmente a la señora Juanita que nos dio de comer todos los días y a la señora Irene que nos prestó su casa para dormir.

La misión se desarrolló como habitualmente: visitas familiares por las mañanas y talleres vocacionales para niños, jóvenes y adultos, por las tardes. Gracias a Dios el día del Panel vocacional, que fue el miércoles 5 de febrero, pude hablar a los jóvenes, aunque aún bastante afónico y agripado. Me dio mucha alegría la visita del hermano Giulio y del p. Olmedillo que se encontraba de visita fraterna en Atotonilco. El jueves pudimos descansar un poco en una finca y el viernes ya casi estaba recuperado para animar los Carros alegóricos y asistir a la Misa de clausura.

Como les contaba en otras ocasiones, esta semana de Misión vocacional es algo muy bonito, pero también terminas bastante cansado. ¡Que el Señor recompense todo el trabajo de la siembra haciendo que recojamos numerosos y buenos frutos!

A pesar de la gripe y los cansancios, el sábado 8 me animé a ir a Tepatitlán para celebrar el Jubileo de los religiosos y tuve el honor de cargar la cruz durante toda la peregrinación a puro sol. Y no contento con eso el domingo nos metimos 6 horas de carro para ir a visitar la hermosa ciudad de Morelia junto con nuestro padre Provincial. Es por eso que esta bendita gripe no se me acaba de pasar, pero lo que más siento es que creo que se la contagié a la hermana Marisa, al padre Olmedillo y a quien sabe cuántas personas más. Ojalá todos nos recuperemos pronto. Que por intercesión de la Virgen María y de nuestro Padre Fundador, el Señor se digne de enviarnos numerosas y santas vocaciones pavonianas. Dios les siga bendiciendo y acompañando.