“Todos estamos llamados a la santidad”.

JORNADAS VOCACIONALES EN SAN JOSÉ DE BAZARTE

 

Regresé a Lagos de Moreno el día 18 de noviembre procedente de España por el fallecimiento de mi padre, un hombre fiel, honrado y trabajador; y al día siguiente me fui a San José de Bazarte, un pueblito de Jalisco, a unas dos horas de carro, para participar en las Jornadas Vocacionales que organiza la Diócesis de San Juan.

Los otros 30 religiosos y sacerdotes notaron que me encontraba un poco triste y cansado y me alentaron mucho con sus palabras y su testimonio. Yo, por mi parte, hice todo lo posible por llevar la buena noticia de la vocación a los niños, jóvenes y adultos de San José y creo que con la ayuda de Dios lo conseguí.

Como siempre, nos dividieron en grupitos para el visiteo de las familias y las escuelas, los talleres con los niños, jóvenes y adultos y demás actividades que se hacen en esas Jornadas.

A mí me tocó ir al Rancho “Las Cruces” y gracias a Dios me acompañaron dos monjitas jóvenes y llenas de dinamismo, Érika y María del Carmen, que me hicieron el trabajo más ameno. También agradezco mucho la gran acogida de la familia de Don Salvador Hernández que nos dio de comer y nos prestó la casa para las actividades. Además, aprendimos de esa familia lo duro, pero a la vez bonito, que es el trabajo en un rancho. Don Salvador y sus dos hijos atendían 50 vacas lecheras, 30 ovejas, otros tantos cerdos y un montón de gallinas, patos, pavos y hasta palomas. Cultivaban además maíz, pasto y otros productos para el ganado. Trabajo no les faltaba, pero todo envuelto en un clima de gran paz, unidad y alegría.

Quiero felicitar también al señor cura del pueblo, don Salvador (padre Chava) y a los sacerdotes encargados de la pastoral vocacional de San Juan, por todo el gran trabajo previo que realizaron para que estas jornadas salieran bien. Preparar unas Jornadas vocacionales implica movilizar a todo el pueblo durante una semana: buscar personas que reciban a los 30 religiosos que asistimos, visitar escuelas, informar a las familias, tener a mano todos los materiales necesarios, etc. No es nada fácil y todo resultó muy bien.

El día del Panel vocacional me eligieron para que diera mi testimonio vocacional a los jóvenes, pues era el único religioso hombre y no sacerdote. Los jóvenes me preguntaron por qué elegí ser religioso y no sacerdote y para no contarles toda mi historia vocacional simplemente les dije que así el buen Dios, de forma misteriosa, va acogiéndonos y guiándonos por el camino de la vida. También me preguntaron si en mi Congregación me sentía excluido por ser religioso y les contesté que gracias a Dios en mi Congregación hasta ahora creo que no ha habido ese problema, pero a nivel de Iglesia quizás sí tienen que mejorar un poco más las cosas porque hay bastante clericalismo. Bueno, la verdad es que me encontraba un poco nervioso en esos momentos, no tenía muchas ganas de hablar y dije lo que el Espíritu me inspiró.

Nada más. Para concluir les cuento que en esta ocasión solamente adornamos un Carro alegórico, de color verde esperanza, con la presencia de todas las vocaciones: a la vida, a la vida cristiana, a la vida laical, a la vida religiosa y a la vida sacerdotal y en ese carro resaltaba una pancarta: “Todos estamos llamados a la santidad”.

Que Dios siga enviando obreros a su mies y que el ejemplo de nuestros mayores, que nos han precedido en la fe y en el amor, nos aliente a caminar confiados en Dios y unidos en caridad, hermandad y alegría hasta la venida definitiva del Salvador. Un abrazo para todos.