Sintiéndonos miembros vivos y activos del Pueblo santo de Dios

¡Un hombre de escucha! Pienso que ha sido la frase más repetida durante la visita pastoral que Don Jesús, obispo auxiliar de Madrid, nos ha regalado durante tres intensos y bonitos días. Un regalo, una bendición, un hombre de Dios y, nuevamente lo repetimos, un hombre de escucha atenta y cariñosa. Y a su lado el nuevo Vicario, Don Ángel, un hombre sencillo, cercano, que nos ha soprendido gratamente a todos. Comenzó la visita un jueves, saludando y orando con los niños del centro infantil y juvenil Lúdico Pavoni, que nos encontrábamos en el apoyo escolar... A continuación, visitó varios enfermos de la parroquia. Seguidamente, se juntó con los diversos grupos y agentes de pastoral. Al concluir la reunión celebramos la Eucaristía y acabó la jornada con otra reunión, esta vez  con el consejo parroquial.

El viernes visitaba junto al padre Marcelo y padre Fernando los dos colegios religiosos de nuestra zona y después comía junto a la comunidad pavoniana. Tras la consiguiente firma de libros parroquiales, se juntaba con los agentes de Cáritas y varias familias de emigrantes que se beneficián de este servicio tan importante y tan cuidado de nuestra parroquia. El día acaba con una distendida reunión con las tres comunidades religiosas que vivimos y  trabajamos en Vicálvaro.

El domingo, celebramos la actividad "Ven a la fiesta". A las 10 el obispo, el vicario y más de 70 niños y jóvenes desayúnabamos juntos. A continuación, los catequistas realizamos una oca de Adviento bajo la atenta mirada de nuestro pastor. Tras unas  palabras sencillas, sabias y altamente pedagógicas a los niños, se juntaba también durante unos minutos con los papás de nuestro chicos, para acabar celebrando la Eucaristía, dando gracias a Dios porque la Iglesia sigue viva también a través de nuestra parroquia: Santísimo Cristo de la Guía y San Juan de Sahagún.

Damos gracias a Dios por Don Jesús, Don Ángel y por esta visita que nos ha ayudado a todos a renovar fuerzas, ilusión, a sentirnos Iglesia y a experimentar, una vez más, el amor inmenso de un Dios que nos recuerda en este tiempo que es uno de los nuestros.