¡De un solo corazón!

87 personas entre niños y monitores. Una bendición de Dios y más en estos tiempos. Siete fantásticos días que tardaremos en olvidar. La parroquia y su centro infantil y juvenil rezuman vida por todos los lados. Los talleres, las oraciones, las canciones, los viajes en metro, la velada final, la noche de miedo, Salamanca, Madrid Río, el campeonato... y tantísimas otras actividades que han sacado miles de  sonrisas que han hecho el agosto de Madrid mucho más llevadero. Agradezco muy especialmente a los jóvenes que han trabajado como verdaderos pavonianos. Agradezco a Dios. Sin Él hubiera sido imposible. Él sigue muy presente en este singular barrio madrileño... . ¡Y eso se nota!