Seamos un faro en medio del mundo, con la gracia de Dios.

NUEVOS NOVICIOS, SIGNOS DE ESPERANZA

Los novicios pavonianos, agradecemos la oportunidad que se nos brinda de poder compartir con ustedes, en esta revista Vida, un poco de quiénes somos y de cómo Dios está obrando en nuestro proceso vocacional. Les saludamos con mucho agrado.

Por gracia de Dios, este año se nos ha permitido tener esta experiencia de gracia en la ciudad de Villavicencio, Colombia, bajo la dirección del maestro de novicios el padre Vittorio Vitali. Pedimos a Dios por él, para que lo siga bendiciendo, lo mantenga saludable y lleno de energía para conducirnos tan bien, como lo ha venido haciendo.

Estas primeras líneas, las queremos aprovechar para presentarnos de forma personal. En ellas expresamos nuestra gratitud, hablamos un poco de lo mucho que hemos recibido en este corto periodo de tiempo en la etapa de noviciado y, finalmente, compartimos con ustedes, apreciables lectores, un signo de esperanza para nuestra Congregación pavoniana.

Buen día, mi nombre es Alexis Gutiérrez Beltrán, soy novicio colombiano; nací en Granada, Meta y nos mudamos a la ciudad de Villavicencio cuando yo tenía 13 años de edad, mismo lugar en donde se encuentra la casa de formación. Inicié mi noviciado el 8 de diciembre del 2020. Agradezco a los pavonianos y a nuestra querida madre María, la Virgen Inmaculada, por permitirme ser parte de esta comunidad que conocí como dirigente del grupo de Adoradores Perpetuos del Santísimo. Para mi, ser adorador es una parte fundamental en mi vida, ya que en el sagrario me he hecho un íntimo de Jesús y fue ahí donde nació el llamado a la Vida Consagrada.

Quiero comentarles que lo que más me ha gustado de esta etapa de nuestra formación ha sido la amistad y hermandad que hemos desarrollado con nuestros dos hermanos mexicanos, ya que con ellos he aprendido, de manera muy agradable, todo sobre nuestra Congregación. Ya para finalizar, les cuento que cuando termine mi noviciado me visualizo continuando con los estudios, para que, si Dios quiere, en algunos años llegue ser parte activa de esta Familia, ya sea como hermano o como sacerdote.

¡Hola, qué tal! Soy Héctor López Páez, nací en Atotonilco el Alto, México. Fui seminarista diocesano y cuando me salí, en el 2014, entré a colaborar como educador con los pavonianos que tienen una casa hogar en mi pueblo. Este primer contacto con el Carisma me interpeló profundamente y, después de un intenso proceso de discernimiento vocacional, solicité al promotor vocacional, el p. Gino Vallieri, ser admitido como postulante para terminar los estudios en teología. Una vez terminados mis estudios la Providencia me permitió iniciar esta fuerte experiencia de la vida religiosa pavoniana del noviciado que tuvo inicio el día 6 de octubre del 2020. Eran las 6:00 p.m.

Ahora, ya han pasado 5 meses de gracia y bendición, en los que he disfrutado: de la intimidad con Dios en la oración; de la cercanía y amistad con mis hermanos de Comunidad; de los encuentros formativos con mi maestro, el p. Vittorio, en quien encuentro en testimonio vivo de humildad, sencillez y obediencia. Todo ello ha fortalecido mi amor por la Congregación y por nuestro santo fundador el padre Ludovico Pavoni. Agradezco a Dios por su amor infinito, a María por su cuidado maternal, a la Congregación por la confianza de aceptarme para formar parte de esta comunidad, a mi familia y amigos por el soporte de su oración. Al finalizar el noviciado me gustaría poder formalizar mi opción de vida del seguimiento de Cristo con los primeros votos a la Vida Religiosa. Deseo ser signo de esperanza, docilidad y humildad en la Comunidad, para traslucir y comunicar el carisma pavoniano a las nuevas generaciones, en especial los niños y jóvenes más pobres.   

¡Hola! Mi nombre es Julian Roberto Reyes Saavedra, originario de una hermosa ciudad llamada Lagos de Moreno, en el estado de Jalisco, en México. Conocí e ingresé a la Congregación hace ya 6 años y para mí ha sido la aventura más desafiante que he emprendido en mi vida. Inicié el noviciado el 16 de enero del 2021 y quiero agradecer, primeramente, a Dios la vocación a la vida y después a la vida religiosa que me ha venido confirmado con el pasar de los años; agradezco a mi familia, fuente importante de mi vocación y a mis formadores, por conducirme durante estos años.

En este tiempo de noviciado, lo que más me ha sorprendido es la intimidad que he llegado a tener con Dios y con su creatividad, que solo Él tiene para sorprenderme. Al término de esta etapa espero continuar con este entusiasmo de ser esperanza para los niños y jóvenes que lo necesiten y responder a Dios de la mejor manera, para que lleve a buen término lo que Él comenzó. Llenemos el mundo de sonrisas por sentirnos inflamados del amor de Dios; que Él nos bendiga y nuestra Madre María nos acompañe.

 

“Poned en ellos las más bellas esperanzas”, decía el padre Ludovico Pavoni y hoy en día nos lo sigue diciendo: seamos esperanza en medio de tanta angustia por las situaciones que aquejan al mundo de hoy, seamos esa luz en medio de las tinieblas de los niños y jóvenes que se encuentran inmersos en la oscuridad que la vida nos presenta, seamos un faro en medio del mundo con la gracia de Dios. Este es nuestro anhelo como novicios.

Para finalizar, queremos compartirles un motivo de alegría: estamos por recibir a dos nuevos novicios provenientes de Brasil, para los cuales pedimos sus oraciones. Estamos seguros de que su presencia entre nosotros será motivo de continua bendición. Muchas gracias.


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