¡Qué intensidad y cuánta vida compartida!

Del 22 al 24 de noviembre tuvo lugar en el Colegio de los Pavonianos la convivencia de los chavales de Poscomunión, que no perdonan ni una. El viernes, la esperada peli, aderezada con chuches, gusanitos y otras delicatesen, y al día siguiente hicimos un precioso juego de orientación por el Campus Miguel Delibes. Guillermo se encargó de dirigir este precioso juego, lleno de sorpresas, despistes y premios. Los chavales disfrutaron mucho con este juego, que nos llevó a recorrer el Campus varias veces, buscando las pistas de orientación. Por la tarde, una preciosa ginkana titulada Historias del Agua, nos llevó por las fuentes de Valladolid, y mira que hay, las fuentes modernistas, las del Campo Grande, las Moreras, las plazas y avenidas, los grifos de hospitales y otros lugares públicos… en fin, que de agua quedamos bien servidos. Acabamos en Fuente Dorada, vertiendo todo el agua recogida en la fuente más popular de Valladolid, ante la mirada atenta de curiosos que siempre ocupan la zona. A todos nos llamó la atención que en las diferentes rutas había escondido un misterio, uno de los misterios de Valladolid de los que nos habla el historiador Javier Burrieza. Una tarde para el recuerdo sin duda.

Por la noche, una edición más del cluedo “Un asesino en la mesa”, y la famosa compra de la patente farmacéutica por Trifón Armendáriz. Qué bien se duerme cuando el personal está cansado, qué maravilla la segunda noche.

Y al día siguiente misa en las Hermanas Concepcionistas y macarronada salvaje. Todos comieron macarrones hasta jartarse y aburrirse. Algunos terminaron con el postre medio mataos, y otros con un partidillo de fútbol sala, siempre hay para todos los gustos.

Una experiencia preciosa, llena de fuerza y de vida, la que aportan estos chavales y sus monitores. Gracias a todos por poner toda la fuerza en estas experiencias, por la participación y por la paciencia, que no es poca.