“Nuestro Divino Maestro, Jesús”

Campamento juvenil pavoniano 2020

Sáname, 3-7 enero 2020

“Nuestro Divino Maestro, Jesús”

 

Queridos jóvenes del Campavoni 2020:

Nos habían dicho que Sáname era tierra templada, tirando a caliente y no llevamos abrigo, pero en tiempo de verano, en la alta montaña, la diferencia de temperatura entre el día y la noche es algo increíble.

Imagino que varios de ustedes estarán todavía recuperándose de las secuelas de este último encuentro, con tremendas agujetas y mucho sueño acumulado. A las 7 a.m. ya tocaba sus pies para levantarlos después de pasar una noche tratando de dormir en esos salones fríos de la escuelita (y es que al no tener cristales, se creaba corriente y entraba el frío por todos los lados). Además las colchonetas eran tan finas que prácticamente era como dormir en el piso. Después del insomnio venía la ducha, también bien fría pues el agua venía directamente de la montaña. El que no se despertara con eso es que era de otro planeta o no se duchaba. Gracias a Dios seguía el desayuno; eso sí calentito siempre con su huevito cocido, su café y su pan y después la oración que nos alentaba y animaba la jornada.

Hasta ahí más o menos bien, pero a continuación, salía el sol, un sol picante y molesto y es entonces cuando casi todos los días, emprendíamos las caminatas montaña arriba durante varias horas, por caminos y senderos polvorientos, con ese sol tremendo y sin apenas arbolitos donde poder descansar un poco a su sombra. La verdad es que llegábamos a casa agotados,… pero contentos de haber alcanzado la cima y haber admirado tanta belleza que el Señor nos regala. Una ducha, la merienda, el tema formativo, cena, velada,… y a dormir más o menos a las 11 p.m.

Bueno, en realidad la hora de acostarse no era muy fija pues a ustedes siempre les gustaba jugar, cantar y bailar un poco más, al lado del fuego. A eso hay que añadir los ronquidos de algunos, la recocha de otros,… En fin, terminamos todos muy cansados…

…Cansados sí, pero seguramente también muy contentos de haber vivido un año más esa bonita experiencia del campamento: paseos, juegos, fútbol, veladas, baile, piscina, montaña, río,…, amistad, convivencia, risas, aventuras,…

Todo muy lindo, es verdad,… pero no se olviden sobretodo que el lema del Campavoni 2020 era “Nuestro Divino Maestro Jesús” y que, a través de todas las oraciones y momentos formativos que hemos tenido, el Señor nos ha invitado a poner en práctica sus enseñanzas, a seguir sus huellas. Recuerden que Jesús fue el mejor Maestro de Vida; recuerden que es el Camino, la Verdad y la Vida. Recuerden que Él se tomó la vida muy en serio, que nació en un pesebre y murió en una cruz. Nos enseñó con sus palabras, pero sobre todo con su ejemplo, a ser humildes, serviciales, solidarios, generosos, comprometidos,…

Ahora nos toca a nosotros, en el día a día, en la casa, en el colegio, en el trabajo, en la parroquia, en el grupo, con los amigos, poner en práctica todas las enseñanzas que el Divino Maestro nos ha transmitido en esos días. No engañen a Jesús, no reduzcan su vida a mero placer. Seguir a Jesús exige oración, formación, sacrificio, entrega, ir contra corriente,…

El que se haya quedado solamente con los momentos de integración y diversión, pues bien, pero… se ha perdido lo más importante, el principal objetivo de éste campamento que era el encuentro personal con Jesucristo, nuestro Divino Maestro.

Un feliz y bendecido año a todos, os lo desea, vuestro amigo, el cansón, el estresado,… el que les hizo caminar tanto en esos días y les despertaba tan prontito. Disculpen todas las molestias,… ja, ja, ja.

Un abrazo y mucha fe, esperanza y caridad. Con cariño.

Chuca.