La cabalgata vicalvareña nos acerca al Niño Dios

Repicando alegría, amistad, felicidad... Este año tocaba de campanas. Y allí nos presentamos en la ya tradicional cabálgata de Vicálvaro. El Niño Dios se merecía eso y mucho más. Y aunque se nos acabaron los caramelos (130 kilos) antes de tiempo... lo que nuna se apagó fue la felicidad, sobre todo en los rostros y en los corazones de los más peques. Al final, un chocolate y un trozo de roscón nos hizo nuevamente entrar en calor e ir rápidamente a dormir la noche mágica por excelencia.