Nuestra actividad más bonita, la más nuestra...

Escuchaba hace meses de labios de una de las muchachas que lleva con nosotros la friolera de ocho años y ya es toda una universitaria que a ella le había convencido ese Dios que, precisamente, había descubierto en los sábados con Pavoni. Que ella había crecido, y no solo físicamente, con los Sábados con Pavoni... 

Sábados con Pavoni, una veces una película, otras una excursión, otras un concurso, otras  una gymkana... pero siempre desde Dios y para Dios. Apostando por ese Dios alegre que se hace hermano, que se hace amigo, que se hace niño. Un Dios que descubrimos cómo nos educa, cómo nos ama... y pasan los años y vemos cómo ese Dios se está sirviendo de nosotros para educar, para amar, para mostar su rostro más genuino a los más peques... Sábados con Pavoni... ¡una bendición!