De experiencia de acompañamiento con los jóvenes de Proyecto Hombre

Guiados por los hermanos y educadores de la comunidad terapeútica y educativa de Donosti. Un regalo de Dios, una experiencia muy positiva. Unos días marcados por el espíritu de familia tan presente en esa bendita comunidad del Norte de España. Los jóvenes encantados y agradecidos, no podía ser  de otra manera, del ejemplo, testimonio, cariño y profesionalidad de los hermanos pavonianos que allí residen. De los chicos que están  haciendo el proceso se aprende cada día  cosas nuevas. Cuando uno lleva apenas allí unas horas se da cuenta de que no son únicamente los receptores del quehacer educativo; son, mucho más, los protagonistas de todo el entramado formativo que sirve para que, un buen número de ellos, rehagan sus vidas y vuelvan a ver la vida con ojos nuevos.