RETIRO EDUCADORES-MISIONEROS DEL CENTRO JUVENIL PAVONI-VILLAVICENCIO

RETIRO EDUCADORES-MISIONEROS DEL CENTRO JUVENIL PAVONI-VILLAVICENCIO

“QUEREMOS VER AL SEÑOR”

 

 

El pasado 6 de julio, nos reunimos, los educadores y talleristas del centro juvenil Pavoni, para vivir nuevamente la experiencia de un retiro espiritual. Y es que estos momentos son tan especiales porque llenan el alma de energía, amor, conocimiento; pero sobre todo, nos confirma y reafirma que la misión que desempeñamos es: hacer visible el amor de Dios a través de nuestros propios talentos.

Para poder empezar a hablar de este retiro, dirigido por el Hno. Jesús (Chuca), debo comentar que su llegada a Villavicencio fue toda una “chucaaventura”; ahora mismo nuestra ciudad está incomunicada con la capital (Bogotá), así que él tuvo que realizar una travesía a pie por el monte para llegar a su destino, fue complicado pero estuvo aquí y no saben la alegría que despierta en nuestros corazones su llegada (aunque solo sea un par de días).

Nuestro hermanito Jesús, como es habitual en él, trajo consigo todo el tema preparado, y en compañía del Padre Vittorio, iniciamos nuestro camino al lugar donde llevaríamos a cabo el retiro. Debo decir que el sitio fue muy agradable, y se respiraba paz. El retiro estaba conformado por un momento de oración (lectio divina), dos talleres, tiempo de reflexión, almuerzo, puesta en común, y por último, espacio para compartir entre todos.

Esta experiencia espiritual nos invitaba a ver como los jóvenes de hoy “Queremos ver a Jesús” y lo manifestamos desde nuestro actuar, pensar, desde nuestro ser. A partir de algunos puntos del Documento final del sínodo: los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, empezamos a desarrollar el primer taller; en primera instancia, todos discutimos (después de un momento de reflexión a solas) sobre: ¿Quién es Jesús para ti? Es muy significativo escuchar como percibimos quien es Jesús, Pensé que el estar involucrados (desde el laicado o la vida religiosa), bastaba para tener una idea clara de Él, pero hasta mi propio pensar fue tan superficial, y es que Jesús va más allá de una “idea clara”, sus enseñanzas, su legado de amarnos todos como a sí mismos, hace despertar esa “sana inquietud que caracteriza el corazón de cada ser humano” (#50 Documento final sínodo). Sin importar el referente que se tenga, Jesús fue, es y será hasta el final de los siglos, EL SALVADOR.

 

Por otra parte hicimos nuestros aportes (teniendo en cuenta que Pavoni daba gran importancia a la formación espiritual de sus muchachos) sobre como potenciar la formación espiritual de los educadores y por ende de niños y jóvenes, todos coincidimos que este tipo de experiencias son fundamentales para ello; el P. Vittorio afirmó que no solo es repetir estos espacios, sino que hay que vivirlos y aprovecharlos, y ser ejemplo para aquellos que están a nuestro cuidado: ellos quieren ver en nosotros lo que pedimos. Los jóvenes necesitan ser santos para que formen a otros santos (#166 Documento final del sínodo); “la santidad es el rostro más bello de la iglesia” (Francisco, Gaudete et  exsultate, 9).

 

Para después del almuerzo y un pequeño descanso nos dispusimos a trabajar en equipo sobre el segundo taller, basados en el #143 del documento final del sínodo y nuestra experiencia en el centro juvenil Pavoni. Todos debatimos nuestra presencia y participación en el mismo, planteando así propuestas que puedan hacer del “Pavoni” un lugar de dinamismo, de renovación creativa y flexible como lo sugiere el documento final.

Sabemos que estamos en el proceso, aun mejor, somos parte de éste; que debemos mejorar algunos aspectos como todos, sí, pero también tenemos la disposición, la alegría, el entusiasmo, y la fe para lograrlo. Como propuestas surgieron: 1) Utilizar los medios de comunicación para llegar a más niños y jóvenes. 2) Informarnos y formarnos más acerca del carisma pavoniano, para no perder nuestro norte y finalidad de lo que es ser un educador misionero pavoniano. Mostrando que somos sujetos pastorales en movimiento, con los jóvenes y hacia los jóvenes.

Ya en la tarde y después de disfrutar de un hermoso día que nos regala la naturaleza y la mano de Dios, nuestro P. Vittorio se despidió porque tenía compromisos horas más tarde. Los que nos quedamos tuvimos tiempo para muchas carcajadas, charlas entre amigos, juegos y hasta para que algunos se metieran a la piscina. La tarde se despedía y nosotros llenos del Espíritu Santo y con la firme convicción de ser mejores para agradarle a Dios, sabiendo que nadie se puede quedar sin servir, nos despedimos con una sonrisa y agradecidos por cada una de las personas allí presentes.

Beidy Parra.