VIII Campamento parroquial pavoniano (urbano) desde Vicálvaro

128 participantes, un cofre que escondía un tesoro y una semana llena de emociones.

Cuatro grupos: exploradores (los más peques), buscadores (los medianos), rastreadores (los grandes) y custodios del tesoro (los monitores). 

Podía contar miles de batallas, especialmente de sonrisas y buen rollo. Los chorros de agua, las oraciones de la mañana, los cantos a Dios, las manualidades, Salamanca, el Planetario, el museo de Ciencias Naturales, el campeonato, los juegos, las comidas en grupo, los bailes, la velada.... En efecto, podía seguir contando y contando. Sin embargo, quiero desvelaros ya el tesoro: DIOS ME AMA. Efectivamente, estas palabras recogidas en una pulsera fueron el gran objetivo que perseguíamos... Sentir que Dios camina con nosotros, que a pesar de tener una u otra religión o no tener ninguna, ser homosexual o heterosexual, de izquierdas o de derechas, ser malo o bueno, merengue o colchonero (acordaos del segundo día) Dios me ama, te ama y eso es lo más hermoso que puede experimentar un ser humano.

Antes de poner punto y final a esta experiencia formativa, unas palabras para el grupo de monitores. Si hay algo que los define sería la palabra pavonianos (con todo lo que eso, educativamente, significa). Personalmente y como comunidad es para sentirse muy orgullosos. Gracias jóvenes, gracias chicos, gracias Dios.