Crónica del último viaje de la parroquia San Ildefonso de La Cistérniga

Como piojo en costura fuimos a Asturias, así apretaditos, 56 pasajeros más el conductor que visitó con nosotro todos los lugares. Así comenzamos el día 12 de octubre con el Museo de la Minería en Langreo (El Entrego), impresionante, las galerías, la claustrofobia, el museo de la medicina minera... ¡Qué vida más dura! A continuación a Oviedo, a comer, pote asturiano, de muerte. Y paseo por esta hermosa ciudad, la Vetusta de Clarin, para bajar el pote, encuentro con Salus, rinconces encantadores, la Regenta, cafelito... Preciosa sin duda, con su Woody Allen, su Mafalda, las gordas de Botero... Con un encanto sin duda especial.

Y a dormir a Noreña, en un cuatro estrellas precioso en medio del campo. Y al día siguiente, sin resuello a Covadonga a rezar el rosario a la Santina, a comer en Cangas de Onis una fabada asturiana con todos sus sacramentos y todo su rigor un carnaza. ¡Qué bien se come en Asturias! Y por la tarde Ribadesella con baño incluído, Villaviciosa con el anuncio de la lotería, San Salvador de Valdediós entre sombras y tinieblas, y una carretera de válgame Dios. Después del alojamiento en Noreña, las villavaquerinas pronto descubrieron la cercanía del pueblo y de los antros, y ancha es Castilla. 

Al día siguiente fuimos a misa a Santo Toribio de Liébana, en Potes. Veneramos el lignum Crucis y participamos de la eucaristía. Y a comer, cómo no, cocido montañés. Menudo viajecito por en medio las montañas hasta llegar a San Salvador de Cantamuda y Moarbes. Empezamos a agobiarnos en la segunda curva, y hubo bastantes. Pero sobrevivimos. Acabamos el viaje cantando compeltas en La Trapa y agradeciéndonos todos tan bonito viaje gastronómico, cultural, y tantas amistades y tan buenas. Sin duda un placer viajar con vosotros. Nos vemos en Marruecos, la próxima vez.