Envio de los Catequistas

Llegue de Bogotá donde estuve 15 días cuidando de mi madre que estaba en la UCİ porque se encontraba muy delicada de salud. Con la visita de los Religiosos Pavonianos P. Agustín, que le impuso los santos Oleos, acompañado por el hermanito Jesús oramos juntos a San Pavoni para que mi madre se recuperara pronto y pudiéramos volver a nuestra casa de Villavicencio.

Y San Ludovico Pavoni nos hizo el milagro; al día siguiente ya estábamos de regreso a nuestra casa con mi Madre gracias a las oraciones de todos y la obra de San Pavoni.

 Ese sábado tuvimos  la grata visita de mis compañeros catequistas acompañados por el P. Gregorio quienes me pusieron al tanto de la celebración del domingo 29 de abril “ El envió de nosotros  los Catequistas”.

 En la fiesta dominical de las 10 am nos reunimos en torno al altar los catequistas junto con la comunidad parroquial para la celebración. Todo trascurrió muy solemnemente con renovación de promesas y un bonito ofertorio.

El P. Gregorio nos recordó que debemos catequizar con amor y sobre todo con el ejemplo que es el mejor medio que podemos tener como nos lo dice el P. Pavoni y nos recordaba que Jesús es la Vid y nosotros sus Sarmientos.

Después de la Eucaristía hubo tiempo para las fotos del recuerdo y para un delicioso compartir. Allí hubo tintico, pan de arroz, avena, cupkakes, dulces, en fin cada uno llevó de lo que sabía hacer y esto lo digo porque el hermano Iago no quiso pasar desapercibido y nos dio a probar un delicioso dulce brasileño que con mucho amor el mismo preparo y en la tarde nos invitó a la casa Pavoniana ( con gran tristeza no pudimos asistir todos) para enseñarnos a prepararlo ya mucho más deliciosos.

Les comparto la oración del Catequista que hicimos todos juntos en acción de gracias :

Señor, haz que yo sea tu testigo, para comunicar tu enseñanza y tu amor. Concédeme poder cumplir la misión de catequista, con humilde y profunda confianza. Que mi catequesis sea un servicio a los demás, una entrega generosa y viva de tu Evangelio. Recuérdame continuamente que la fe que deseo irradiar, la he recibido de Ti como don gratuito. Ayúdame a vivirla con responsabilidad. para conducir a Ti a los que me confías. Hazme verdadero educador de la fe, atento a la voz de tu Palabra, amigo sincero y leal de los demás, especialmente de mis compañeros catequistas. Que sea el Espíritu Santo quien conduzca mi vida para que no deje de buscarte y quererte; para que no me venza la pereza y el egoísmo, para combatir la tristeza. Señor, te sirvo a Ti y a la Iglesia unido a tu Madre María; que como ella yo sepa guardar tu Palabra y ponerla al servicio del mundo. Amén.

Los dejo con un abrazo fraterno y reiterando que nuestra labor como catequistas sigue aún más fuerte con la bendición de Dios y el padre Pavoni.

Emma Judith Ortiz Ortiz

Catequista