De lo mucho vivido en este precioso viaje a la tierra de San Juan Pablo II

A todos nos sorprendió el país, las costumbres, los tesoros que encierra... pero sin duda una de las visitas que quedarán grabadas en nuestra memoria será la del Campo de Concentración de Auschwitz-Birkenau, y los horrrores de los que somos capaces las personas humanas. Comenzamos esta peregrinación el día 22 de de abril, sábado de madrugada, con un nutrido grupo de turistas y peregrinos que, pertrechados de maletas, viandas y muchas ganas, nos embarcamos rumbo a Varsovia. Allí nos esperaba nuestro guía Adam, todo un experto en historia contemporánea que enseguida nos mostró las cosas más importantes de esta ciudad: el centro histórico, la avenida Real, la Ciudad Nueva, la Barbacana, la Plaza del Mercado, la Archicatedral de San Juan, el Castillo y la imponente plaza, el guetto donde vivió el Pianista de la película, la Umschlagplatz donde los nacis reuniían a los judíos para embarcarlos alos campos de exterminio... y sobre todo nos gustó la calle de Cracovia (krakowskie Predmiescie) donde recordamos a Chopin, y el parque real Lazienki, que es el parque público más grande de Varsovia, lleno de palacios, fuentes y preicosos jardines. A todos nos impresionó la historia reciente de esta ciudad, llena de sorpresas, totalmente destruida y reconstruida con las mismas piedras por los polacos. Realmente admirable el tesón y la fuerza de los habitantes de esta ciudad, así como los bares y zonas de copas nocturnas...

Y de Varsovia a Torun, donde algunas probaron su inocencia poniéndose al pie de la torre inclinada, y sobre todo donde cerca de la Catedral de los Santos Juanes conseguimos cambiar euros por slotis, fundamental para poder comprar. Impresionante la plaza del Mercado y la Ciudad Antigua, y especialmetne la casa y el recuerdo de Nicolás Copérnico. Por la tarde, vimos Poznan, cuna d ela nació polaca, el castillo Imperial, la Bilbioteca, el Ayuntamiento, la iglesia de San Estanislao, la catedral... y por la noche el centro comercial "Stary Browar". Hay que destacar en esta y en todas las ciudades los guías tan buenos que tuvimos. 

El lunes 24, nuestro experto guía nos llevó a Chestochowa, donde pudimos acercarnos a la arraigada fe del pueblo polaco. Allí nos recibió en audiencia la Virgen Negra, ya que asistimos a una de las audiencias que tiene la Virgen a lo largo del día. Nos sorprendió la fe de los polacos en este icono atribuido a San Lucas. 

El martes 25, nos acercamos a Auschwitz-Birkenau, que es mucho más que un museo o una visita turística. El grito de horror está impreso en sus piedras y ladrillos y retumba en todas las partes. Nos soprendió el silencio con el que la gente visitaba el campo, los grupos de jóvenes judíos que se acercaban a este lugar, el clima de silencio, respeto y oración. Se conservan las vías del tren, los barracones, los aseos, la ropa, el cabello... en fin, un campo conservado tal y como era cuando llegaron los Aliados y se produjo la ocupación de la Unión Soviética. Por la tarde nos acercamos a la mina de sal de Wieliczka, donde se conserva el recuerdo de la Reina Kinga. Túneles, escsaleras, un poco de agobio... un lugar realmente admirable que los siglos han convirtiendo en una obra de arte. Por el camino nos acercamos a Wadowice, el pueblo natal de San Juan Pablo II, omnipresente en todas las visitas de Polonia. Allí posamos junto a la pila bautismal de San Juan Pablo II y tuvimos una breve oración.

El día siguiente lo dedicamos a Cracovia. Impresionante ciudad, dominada por el castillo y la catedral de Wawel, donde vistiamos la plaza del Mercado, llena de pongos y posibilidades para recordar Polonia, la Iglesia de Santa María donde vimos el precioso retablo. Vimos también la Dama de Armiño de Leonardo, la Universidad Jaquelónica, el Kazimierz o barrio judío, y sobre todo callejeamos por las calles y plazas de esta bonita ciudad.

Regresamos el jueves 27 de abril, con un sentimiento de nostalgia y de haber vivido una experiencia única. Los viajes, como los libros, decía Bucay, comienzan con inquietud y terminan con melancolía. Así quedamos emplazados para la próxima peregrinación, de la que algunos dijeron preferencias: Rumanía, Croacia, Portugal, Grecia... En fin, qué grande es el mundo y cuantas cosas para ver y disfrutar. Queda el recuerdo de un grupo capaz de superar las incomodidades y la dura vida dle turista, un grupo unido, amigo, amable... que olvidó enseguida dolores, cansancios y pérdidas de malestas. Felicidades a todos los peregrinos.