Experiencia Misión en Villavicencio y Ejercicios en el Monasterio de El Rosal

Es la pregunta que, como caminantes vocacionales, debemos hacernos día a día; esa misma cuestión va siendo respondida de diversas maneras por el Señor, en esta ocasión me gustaría compartir cómo los hermanos Novicios nos hicimos de manera seria esta pregunta a través de dos experiencias en el intermedio de este caminar vocacional. Me refiero a la actividad de la novena navideña en la comunidad de Villavicencio y en la semana de Ejercicios Espirituales en el monasterio benedictino de El Rosal.

Del 13 al 28 de diciembre de 2016 compartimos con la comunidad parroquial de San Marcos, la actividad de la Novena de Navidad, en la que nos unimos a la súplica que los colombianos con todo el fervor del corazón dirigían al Señor: “¡Ven a nuestras almas! ¡Jesús ven!”. El compartir con el grupo juvenil, el ambiente de la parroquia y el cariño de todos ¡me hicieron sentir en el calor familiar!

Ciertamente ha sido una experiencia de actividad, pero con muchos momentos de oración, canto y convivencia. También hubo ratos de paseo, anduvimos realmente como caminantes vocacionales, también en varias ocasiones tuvimos la oportunidad de salir en bicicleta. Fue un momento de poner en práctica muchas cosas aprendidas en el noviciado y otras que hemos aprendido en México –como lo es el teatro-.  Agradezco a los compañeros de misión (el p. Daniel, el hno. Brian –mi compañero de noviciado- y  Carlos) el poder vivir esta experiencia con ellos, al p. Gregorio y al hno. Jesús, la gente de la comunidad y el Grupo juvenil Mensajeros de San Marcos, el haberme ayudado a “reavivar el don de Dios”, ¡Les llevaré en el corazón!

Después de esta experiencia pasamos unos días en Bogotá, para retomar el ritmo del noviciado y de la oración, así como para prepararnos para la siguiente experiencia: los Ejercicios Espirituales, que realizamos en el monasterio benedictino de El Rosal del 10 al 14 de enero de 2017.

El día martes 10 después del desayuno partimos hacia el monasterio, personalmente mi corazón sentía como si fuese Pedro (ya que mi reflexión fue en torno a la figura del apóstol), subiendo al monte Tabor a contemplar el rostro del Señor, para prepararse a la experiencia de la pasión y resurrección.

La hospitalidad de los monjes, el silencio, la estructura del edificio, la capilla, el lago, fueron cosas propicias para este encuentro con el Divino  Maestro. Dirigidos por el p. Vittorio reflexionamos en común sobre la oración en la Regla de Vida y algunos aspectos de la vida del Padre Fundador.

Muchas preguntas surgieron, con respuestas a veces inesperadas, pero también estas preguntas ayudaron a fraguar esa pasión de amor por Jesús y el estilo de vida propio:¿Qué buscas? ¿A quién has elegido Señor? ¿Has  pescado algo? ¿Me amas?... Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo. Estas fueron frases que iluminaron este caminar en estos ejercicios.

Animados y renovados con estas experiencias nos disponemos a regresar “al Lago” a nuestra “Galilea” a nuestro “Nazaret” a lo oculto de nuestra casa, con nuestro Divino Maestro, para continuar en este caminar de cerca con Jesús.  ¡Nos encomendamos a sus oraciones!

He bajado del monte Tabor.

Ha quedado atrás la montaña, […]

También ha quedado atrás la orilla del lago, […]

He bajado del Monte Tabor y el camino se presenta de nuevo frente a mí,

Sólo sé que contigo al lado será más llevadero […]

Quiero vivir inflamado de amor a ti.”

 

Ernesto Camarena Báez

Noviciado de Bogotá