Después de la Canonización, este encuentro en Bogotá para saborearla

El pasado sábado 5 de Noviembre tuvo lugar en Bogotá la Convivencia anual de la Familia Pavoniana de Colombia a la que asistimos 14 miembros de Villavicencio y unos 20 de Bogotá. Elegimos como lema “Santidad y misión”, porque aún están encendidas las ascuas del fuego de la canonización de Pavoni y porque esa alegría nos lanza a ser optimistas y creativos en la misión.

A eso de las 9 a.m. la familia pavoniana de Bogotá nos recibió con un rico desayuno: pan, huevos, chocolate, arepas,… A las 9,30 comenzamos el primer taller titulado “santidad” y en el que revisamos la carta del mes de abril del p. Ricardo. Si no aspiramos a la santidad no podemos realizar una buena misión. Después tomamos un buen refrigerio y a las 11,30 retomamos el trabajo de grupos con el segundo taller titulado “Misión”. Para este momento utilizamos el punto 4.2 del Documento Capitular y evaluamos la misión que está realizando en la actualidad las comunidades de Villavicencio y Bogotá. Dijimos que aunque nuestra misión sigue siendo muy pavoniana, debemos evangelizar con más fe, esperanza y amor. No somos santos monjes ni ascetas; la santidad pavoniana es para la misión.

Después del almuerzo hubo un tiempo para pasear y compartir y a las 4 p.m.el p. Vittorio celebró la eucaristía en la casa pavoniana a la que asistimos únicamente los miembros de la Familia Pavoniana. Terminada la eucaristía, el grupo de Villavo fuimos a dar un paseo por los almacenes de Santa Librada (vimos también un atraco y un grupo de música metálica en la plaza dela biblioteca). A las 7 p.m. fue la cena y después de realizar una pequeña velada nos fuimos a dormir. La verdad es que el cambio de clima y la altura de Bogotá nos habían afectado un poco y estábamos bastante cansados.

Al día siguiente algunos miembros de la Familia Pavoniana de Bogotá nos acompañaron al Jardín Botánico y al parque Simón Bolívar. Llevábamos 7 niños y el parque era la mejor opción turística. Los jóvenes, sin embargo, después de visitar el Jardín botánico tomaron rumbo al centro de Bogotá. Diosito nos regaló un día espléndido lleno de aventuras. A las 7 p.m. asistimos a la eucaristía dominical en la parroquia y después la cena amenizada por los chicos del coro juvenil parroquial.

Un detalle que habla muy bien de la Familia Pavoniana de Bogotá fue el servicio prestado ya que ellos prepararon todas las comidas, limpieza, paseos,… y el gran ánimo con el transmitían la experiencia vivida en Roma y en España. Un “detallazo” fue el ofrecer sus propias casas para alojar a los miembros de la familia pavoniana de Villavicencio.

El lunes 7, que era festivo en Colombia, regresamos a las 9,30 a.m. de nuevo a nuestra querida ciudad llanera no sin antes recibir un caluroso abrazo de nuestros hermanos bogotanos. Nos despedimos hasta la convivencia del próximo año que probablemente será en Villavicencio.

Muchos intercambiaron números telefónicos, direcciones, etc. porque estamos convencidos de que necesitamos hablarnos y vernos mucho más a menudo.

Muchas gracias a todos los religiosos y laicos de la Familia Pavoniana de Bogotá. Les llevamos en nuestro corazón y les recordaremos en nuestras oraciones. Aprovecho estas líneas para agradecer a Muelas la visita relámpago que hizo a nuestra comunidad.