Saludo del obispo de Coria-Cáceres, mons. Franscisco Cerro

La canonización del beato Ludovico Pavoni, vuestro fundador, me permite compartir con todos vosotros unas fraternas palabras que os ofrezco como testimonio de fe y de esperanza, como signo de gozo y alegría y como testimonio de agradecimiento a Dios y de caridad cristiana.

Sean mis primeras palabras para dar gracias a Dios por la persona, la vida y el ministerio de San Ludovico Pavoni así como por la congregación de “Hijos de María Inmaculada”, don y regalo del Espíritu Santo a la Iglesia de Jesucristo para gloria del Padre y bien de la humanidad, a través del corazón, de la vida y de la palabra de este Santo.

El beato Ludovico Pavoni será canonizado en Roma por el papa Francisco el día 16 de octubre de 2016, junto con otros beatos, entre los cuales se encuentra el español beato Manuel González García, apóstol de la Eucaristía y fundador de “Los Misioneros Eucarísticos Diocesanos” (año 1918), de la Congregación de Misioneras Eucarísticas de Nazaret (año 1921) residentes en nuestra diócesis, y de las Misioneras Eucarísticas Seglares de Nazaret (año 1933).

El papa Francisco, al proclamar santo al beato Ludovico Pavoni, lo señala y muestra como un ejemplo de santidad para todos, como un intercesor para toda la Iglesia, y como un referente de esperanza y de confianza en la educación de los adolescentes y jóvenes.

Recordemos ahora unas palabras suyas: “Bajo el manto de la Providencia nunca se desfallece”. “Bajo la bandera de la divina Providencia siempre se está bien”.

Conociendo su vida, su relación con Dios, su comportamiento, su servició a los pobres, podemos decir que Ludovico Pavoni:

  • Fue un hombre de Dios y para los hombres.
  •  Fue amigo de Dios, ya que a Él entrega lo que es y cuanto tiene.
  •  Fue amigo de los jóvenes pobres y necesitados y procuró ayudarlos.

+ Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres