Del 4 al 11 de agosto 60 niños y 15 monitores han participado en el Campamento de la Cistérniga

Son dos los campamentos que se organizan desde la parroquia San Ildefonso de la Cistérniga, uno en julio, del 4 al 11 y otro en agosto para los mayores. Contamos algo de lo vivido en el campamento de niños de poscomunión en Salamanca. Han participado 60 niños y 15 monitores y premonitores en la experiencia, y hemos vuelto a la Edad Media como marco donde desarrollar estos días de convivencia, encuentro, desscanso y diversión. Realmente los niños han quedado maravillados, encantados y contentos de todas las actividades, juegos, ginkanas, pistas, sustos... Todos los días el malvado Malandrín hacía alguna maldición, pero Merlín, siempre con tan buen rollo, intentaba arreglarlo, aunque no siempre lo conseguía a la primera. 

El clásico Torneo Medieval, el Mercatus, la olimpiada, los juegos de enigmas, el divertido juego de miedo, la ginkana Cenutria, la Maldición del Agua... han sido algunos de los grandes juegos que han amenizado el Campamento, y que han hecho las delicias de niños y mayores, con sus trajes y atrezzo, con su preparación y toda suerte de materiales de reciclaje. A todos nos gustó también el juego de personajes de Salmanca, escondidos tras los árboles, o monumentos: fr. Luis de León, fr. Francisco de Vitoria, Alberto Churriguera, el Arzobispo Anaya, la bella Melibea... dieron color a las calles de la ciudad del Tormes, y menudo color, que todos los turistas querían fotografiarse a su lado.

La piscina, es sin duda uno de los alicientes de nuestra casa de la crta. de Alba, y allí en la casa, los chicos de Proyecto Hombre, que han hecho todo lo posible para que nos sintiéramos en casa: estupendas comidas, y todo tipo de atenciones. Gracias a todos de corazón, por hacer inolvidables estos días, Arthur, André, José, Quintana, Espe, Manolo, Pedro, Marta... Nos habéis dado un hermoso testimonio de cómo trabajar juntos, y trabajar para los demás, produce alegría y satisfacción. 

Regresamos el día 11 a La Cistérniga, contentos de haber vivido una experiencia tan hermosa, cansados, pero cantando y recatando las canciones del campamento.

Gracias también a los monitores que pusistéis lo mejor de vosotros mismos, y distéis vuestra creatividad, vuestro tiempo, vuestro esfuerzo... Gracias por experimentar y compartir el placer de servir a los más pequeños.