Nuestro amigo Pío nos enseña a valorar la vida... de verdad

Una de las actividades de los talleres Ludovico Pavoni es ¡Tú me importas!. Los sábados por la mañana visitamos a Pío... Hablar de Pío y los jóvenes que lo han visitado lo saben, es hablar de palabras mayores, de un regalo de Dios... Su conversación es fluida, su espíritu sereno y sobre todo su optimismo contagioso... 

La última vez que le visitamos con los jóvenes antes de irse unos días de vacaciones a su tierra (y de darnos un susto) nos comentaba que estaba acabando otro libro de poesías y que el próximo curso va a hacer un máster en Derecho Internacional... 

Así es Pío... agradecemos a Dios el haberle conocido, el enriquecernos cada día que le visitamos, agradecemos también a María, ella nos dio la posibilidad de conocerle y acompaña a los jóvenes todos los sábados... Os dejamos una pequeña reseña que dice sólo algo de lo que es Pío... Gracias, Pío, en nada te vemos...

Pio Francisco Abad Troya

 

Nacido en su querido “terruño” de Jimbura, donde Ecuador linda entre montes con el vecino Perú, Pío Abad Troya disfrutó de una humilde pero feliz infancia junto a sus diez hermanos, de los que él es el promogénito.

Sin embargo, este flamante abogado pro la Universidad Técnica Particular de Loja (2013) se considera lojano de corazón. El autor de “Poesía sobre ruedas”

Como muchos compatriotas, en diciembre de 2000 dejó su querido Ecuador y aterrizó en un frío Madrid que después le vería crecer como persona y estudiante universitario.  Al poco tiempo falleció su padre y Pío tuvo que poner aún más ahínco en ganar posibles para enviar dinero a la familia. Y lo hizo trabajando duro en las más variadas ocupaciones, desde una fábrica de quesos en Navarra hata como albañil en Baleares. Entre jornada y jornada, Pío, el poeta de las manos endurecidas y la timidez elegante, inventaba sutiles versos para cantar con suavidad al amor y a la vida. Así publicó su primer poemario en 2006, “El sueño de los ausentes.”

Pero una accidente laboral en 2008 en un túnel de Bilbao oscureció su horizonte de joven emprendedor. El resultado fue “una nueva situación” como él llama a su tetraplejia, esa compañera agridulce con la que vive en la residencia de Fundación Lesionado Medular de Madrid.

Sin embargo, estudia, escribe, viaja y maneja las nuevas tecnologías de la comunicación como cualquier persona. No considera que la discapacidad sea un impedimento para las muchas cosas que puede protagonizar como ser humano. La prueba es este libro, un mensaje de rebeldía frente a su situación y, a la vez, una señal que grita a ambos lados del océano: hay que tener fe en la esperanza de que todo es posible.

Esa determinación es la que ha guiado sus “pasos” buscando en el espejo el ejemplo de superación de personas con discapacidad como su hermano pequeño José, el gran referente que tiene Pío en Ecuador, o el científico Steven Hawking. Espejos y razones para seguir adelante, pues, como escribe Pío en este libro, “no todo está perdido, hay margen para avanzar” también “por la estrecha callejuela de la lesión medular.