Este año con la novedad de la noticia de la canonización

Todas nuestras actividades huelen ya a canonización. La próxima fiesta del beato Ludovico Pavoni será la última en la que le recordemos como beato, y próximamente le veremos ya en los altares como santo. Este aspecto lo hemos querido trabajar y profundizar en la XIII Marcha Pavoniana Juvenil a Colmenar Viejo (Madrid), al Santuario de la Virgen de los Remedios. Además de recordar la "Marcha Cero", desde Brescia hasta Saiano, hemos querido celebrar la noticia del pasado 9 de mayo, cuando Su Santidad el Papa Francisco aprobaba la canonización de Ludovico Pavoni. Concluye así un largo proceso que comenzó el 11 de febrero de 1908 con la constitución del Tribunal Diocesano para la glorificación de Pavoni y el Proceso Informativo. Los 72 participantes en la Marcha fueron recordando qué cualidades debe tener un santo, y porque podemos decir a Pavoni santo entre nosotros. Ha sido una Marcha emotiva, en la que hemos sacado lo mejor de nosotros mismos, hemos profundizado y conocido más la figura de Ludovico Pavoni, el hombre que "se hizo cargo" de los problemas de los niños y jóvenes de su tiempo y su ciudad. A través de tres testimonios de personas que le conocieron, nos hemos ido acercando a este hombre. Dice el Papa Francisco que "los santos no son héroes, sino pecadores que siguen a Jesús por el camino de la humildad y de la cruz, y así se dejan hacer por Él, porqu enadie se santifica a sí mismo", sino que es Dios el que nos hace santos. 

Decía Pedro Arrupe que "el santo encuentra mil formas, aún revolucionarias, para llegar a tiempo allá donde la necesidad es urgente". Así hemos recordado a Pavoni, como el hombre que fue capaz de llegar y de resolver y de plantear nuevos horizontes ante la situación de la infancia de su tiempo. Para nosotros, como nos ha dicho nuestro Superior general, la canonización es un regalo, un don... que nos reta y nos lanza a ser también nosotros santos, sabiendo que este camino empieza por las cosas pequeñas.

Un año más, agradecer a todos los participantes su presencia y su participación, y su adhesión a todo lo pavoniano, con corazón abierto, alegre, con ánimo y con fuerza. Que seamos capaces de recoger la antorcha encendida que nos deja Pavoni, como nos decían en la eucaristía al recordar entre todos las cualidades que distinguen a los pavonianos.