En esta fiesta tan nuestra, la fiesta de la Inmaculada, Madre de misericordia

Acompañados por un numeroso grupo de laicos de la Familia Pavoniana, antiguos alumnos, amigos, simpatizantes y fieles de La Cistérniga, celebramos el pasado día 8 de diciembre, nuestra fiesta fundacional, la fiesta de la Inmaculada, y lo hicimos con la renovación de promesas bautismales de los laicos y de los votos de los religiosos, dentro de una celebración entrañable y a la vez solemne. 

Durante los días de la novena, un grupo que ha oscilado entre las 25 y 50 personas, hemos invocado a María como Madre de la Misericordia. La parroquia cuenta con una hermosa imagen de María Inmaculada, una Purísima de Pedro de Ávila, del s. XVII, pero este año el Consejo Pastoral decidió restaurar esta imagen que esta repintada con varias manos, y devolverla su hermosura original. Al no tener otra imagen de la Inmaculada, trajimos del Colegio la imagen titular que nos ha acompañado siempre en la capilla, obra del hno. Domingo Artesani. A todos sorprendió la belleza de la imagen, así como los sentimientos que transmite. Copia de la que tenía Pavoni en San Bernabé, regalada por el conde Valoti a Pavoni y obra de Sangiorgio, esta imagen ha presidido durante 40 años la vida del Colegio y de nuestra Provincia, las Profesiones, renovaciones de votos, ordenaciones... Ante ella hemos aprendido a rezar y ante ella hemos hecho nuestra consagración a Dios. Por eso es una imagen tan querida, y por eso la hemos traído estos días a La Cistérniga. Realmente la imagen, es toda una catequesis.

La fiesta, venimos celebrándola desde hace años por la tarde, porque es cuando, después del puente, mejor pueden todos participar. En la celebración renovaron sus votos de forma devocional los religiosos, así como las promesas bautismales un nutrido grupo de laicos, que vienen participando en las reuniones de la Familia pavoniana: antiguos alumnos y religiosos, familiares de antiguos alumnos, amigos, todos ellos relacionados con el Colegio.

La fiesta nos invitó a comunicar y celebrar buenas noticias, a ser portadores de anuncios que hagan nuestro mundo mejor, recordándo las palabras de María: hágase en mi según tu palabra.

Terminamos la celebración con un vino español, y a pesar del frío, tuvimos que abrir las puertas del salón que dan a la plaza, porque no cabíamos. Dimos todos buena cuenta de la limonada, y las delicatesen, acompañando el riego con cantos regionales y populares y con los primeros villancicos de la temporada.