Crónica de la hermosa experiencia de campamento en Cóbreces (Cantabria)

Del 19 al 26 de julio ha tenido lugar el campamento de verano en Cóbreces (Cantabria), en la abadía de Sta. María de Viaceli, para los chavales de Confirmación. Han sido 31 los afortunados que han vivido esta experiencia única, y con ellos 12 monitores. Todo un lujo en una tranquila playa, muy cerquita del mar y al calor de la amistad.

El objetivo era seguir creciendo y caminando como grupo de fe, fortaleciendo las relaciones, creciendo en la amistad... y a la vez profundizar en algunos contenidos importantes del curso. El Campamento ha tenido un carácter diferente al de los pequeños, con menos juegos y más momentos serios, aunque no ha faltado la aplaudida olimpiada, así como el juego de misterio ambientado esta vez en el s. XIX en el comillano palacio de Sobrellano. Micaela nos hizo girar a todos la cabeza más de una vez, y nos dio varios vuelcos al corazón.

También, en este campamento hicimos excursiones a Comillas y su maravillosa playa y puerto, a Santillana del Mar con un precioso rastreo preparado por Carol, y cómo no a Santander, donde Alberto nos hizo un juego de pistas. También visitamos la playa de los Peligros y fuimos en barca hasta Somo, donde los más valientes se bañaron en el mar, aunque el día estaba desapacible. Es lo que tiene el Norte.

También hemos tenido talleres de pulseras, barro y cartelería, y como actividad entrañable, las vísperas y completas con los monjes cistercienses del monasterio y la noche de estrellas, que tan bien nos preparó Abel. Bajamos juntos al acantilado del Bolao, con un poco de miedo, pero atraídos por el paisaje sinigual, los más valientes metieron los pies en el agua, nos hicimos fotos, pasamos al otro lado, contemplamos el Cantábrico en plena faena, y cenamos en el acantilado. Después de cenar, Abel nos pueso boca arriba para cantar la naturaleza y el cielo estrellado. Ante nuestros ojos fueron apareciendo la estrella polar, el carro, la osa mayor y menor, Draco... y un montón de constelaciones que vimos más o menos, con sus historias y mitos. Una noche sin duda inolvidable que pensamos repetir en petit comité para ver las perseidas la noche de San Lorenzo.

Un campamento precioso y entrañable que sin duda permanecerá en el recuerdo de chavales y monitores. Un agradecimiento especial a cada uno de los monitores que, con tanta paciencia, cariño y creatividad, hicistéis posible esta aventura, algunos doblando campamentos. Y un agradecimiento también muy especial a los cocineros Seve, Conchi y Andrés, que hicistéis que el campamento fuera de diez para arriba. Nos vemos en septiembre en Confirmación, con muchas más sorpresas y aventuras. Feliz verano a todos.