Los más pequeños de la parroquia de La Cistérniga viajaron a Salamanca para este bonito campamento

Hay detalles, miradas, gestos... que parece que se pierden. Las fotos sirven para guardarlos más o menos, pero todavía, ni las palabras, ni las fotos, ni los videos son capaces de recoger tanta vida, tanta fuerza y tanta creatividad. Del 3 al 10 de julio, 72 niños y monitores, fuimos a Salamanca para vivir el Campamento Pirata en nuestra casa de la carretera de Alba. Han sido días que permanecerán en nuestro recuerdo durante mucho tiempo, y que nos animarán a continuar trabajando con estos chavales. 

Comenzamos con un viaje un poco accidentado porque había un socavón en Simancas y el autobús tardó una hora más, cosa que a los chavales les hizo pensar que viajabamos todavía más lejos, dando al campamento un aire de misterio. La entrega de la Patente de Corso, con todo tipo de pruebas, la cena, la velada donde comenzamos la aventura, los equipos... fueron animando ese primer día, que resultó con una noche salvaje. Las demás, a Dios gracias, fueron tranquilas.

Y continuaron los juegos, las ginkanas, la feria pirata, los aprendices de pirata, los rastreos, el bonito juego de agua, los talleres donde todos aprendimos un montón... y sin duda, lo que queda grabado en el recuerdo de los pequeños, es la noche de misterio. Buscamos entre todos el camafeo del pirata Malamadre, un temido pirata que habitó en esta orilla del Tormes. El camafeo, como por ensalmo, descendió del cielo y nos pillo a todos con la boca abierta. Pero miedo, pasaron un rato, y cómo no, también hubo grupo de gimientes y llorantes.

Aprovechando el 500 aniversario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, también visitamos Alba de Tormes. Por la mañana un precioso juego de pistas reviviendo el camino de la Santa por la Villa Ducal, y por la tarde fuimos a ver un alfarero que nos instruyó en este "oficio noble y bizarro". Terminamos todos sumergidos en el Tormes, y los más aguerridos, montando en barca y dándose una vuelta por el río. Casi tenemos que ir a buscar a unos a Santa Marta, porque no calcularon las corrientes, pero flotar, flotaron. 

También estuvimos en Santa Marta de Tormes, y en la Isla del Soto de excursión, atracando a la kiosquera que nos salió al paso. Y cómo no, el rastreo por Salamanca. La ciudad expléndida y el tesoro escondido en la plaza de Colón, bajo su estatua. Tenderos, bedeles, recepcionistas, monjas, camareros... fueron dando a los chavales trozos de mapa que guardaban ávidamente para conseguir el tesoro. El útlimo día, después de la velada, la traca, los regalos etc... el juego de guarerrías piratas dejó en el agunos un sabor agridulce, más que nada por los productos utilizados.

Una experiencia única y maravillosa de convivencia, de aprendizaje, de desarrollo, de creatividad, de tiempo libre... que nos habla de lo importantes que son los niños en nuestra vida y en nuestra parroquia. Los monitores excepcionales, colaborando en todo momento, desviviéndose por los chavales, preocupados por hacer todo lo mejor posible, por dar mimos y cariño a cada uno... con una paciencia inmensa. Los chavales de Proyecto Hombre, inmejorables, preocupados en todo momento por si faltaba algo, dando también su cariño a los niños y velando para que todo estuviera en orden. Mil gracias a unos y a otros. Sin vosotros, y sin la confianza de padres y familas... sería imposible.