Un año más, durante la primera semana del mes de Julio, hemos realizado las Vacaciones Recreativas c

Un año más, durante la primera semana del mes de Julio, hemos realizado las Vacaciones Recreativas con la finalidad de entretener a los niños de nuestra parroquia que en estos días disfrutaban de dos semanas de vacaciones escolares.

Unos setenta niños y doce monitores hemos vivido una semana muy intensa llena de actividades muy bonitas y variadas: juegos de integración, el concurso “un minuto para ganar”, juegos de agua, juegos de relevos y el paseo al balneario el Rancho.

Siempre comenzábamos las actividades en el templo parroquial para hablar a los niños del amor de Dios y del amor del beato Ludovico Pavoni y después llenos de amor y de alegría nos dirigíamos al polideportivo del Barrio Los Maracos para realizar los juegos.

Aparte de reír mucho, de quemar muchas energías y de hacer muchos amigos, en estos días hemos podido descubrir el amor de Dios y el amor de Pavoni que sigue vivo en el corazón de los educadores pavonianos.

“El amor del Señor es maravilloso”, dice una canción; y otra canción que cantábamos con los niños dice “Tú tienes un amigo que te ama”. Hemos leído a los niños algunos pasajes del Nuevo Testamento donde se manifiesta ese amor tan extraordinario de Dios que tuvo su culmen con la muerte en la cruz y también les hemos contado todos esos gestos de amor y ternura del padre Pavoni que llevó hasta el extremo en el calvario de Saiano.

Nuestros niños pasan muchas veces por situaciones de abandono, maltrato, abusos, pobreza extrema,… y necesitan que alguien les recuerde que aunque su padre y su madre les llegaran a abandonar, Dios nunca les abandonará. Nosotros, como educadores pavonianos, en estas vacaciones recreativas hemos tratado de transmitirles el amor de Dios y a la vez sentimos que esos pequeñines, con sus risas, abrazos y gestos chistosos, han colmado, un poco, nuestras ansias de amor. Quiera Dios que un día seamos capaces de descubrir, o alcanzar algo, de la dimensión de ese amor tan grande que Dios tiene por cada uno de nosotros.

A los monitores quiero agradecerles todo el cariño y empeño que han derrochado en estos días y les quiero recordar que ser educadores pavonianos es amar a los niños con todo nuestro corazón, como les amó el Beato Ludovico Pavoni.

¡Felicitaciones y ánimo para enfrentar este segundo semestre que acaba de comenzar!