Es una gran alegría y una enorme dicha ver cómo la familia crece...

El pasado fin de semana tuvo lugar una convivencia de los grupos saianos de Cáceres y de Madrid... ¿El objetivo? Conocerse, pasarlo bien, rezar, jugar, aprender y compartir el don de la fe, de la alegría, del amor. Igualmente experimentar de nuevo o por primera vez qué es eso de ser pavoniano... 

Un grupo de jóvenes que está surgiendo en la parroquia de Santiago de Cáceres, que anima nuestra querida Juani y el grupo de los más jovencitos de Vicálvaro disfrutamos de lo lindo... La bienvenida, la película Incondicional, la yinkana por Cáceres (que prepararon con enorme acierto y no menos cariño los jóvenes mayores de Caceres) la oración en la Virgen de la Montaña (con la preciosa dinámica de la macedonia de frutas) la velada musical, la celebración eucarística del domingo...

¡Me apunto! Ese era el lema. Me apunto a vivir el Evangelio con el corazón de Pavoni... Me apunto a no conformarme "con seguir tirando." Me apunto a hacer de mi vida algo grande y bonito... ¿Objetivo cumplido? No, queda mucho, pero seguiremos trabajando... Pongamos nuestras mejores esperanzas en ellos, en los jóvenes... Dios hará el resto...

Gracias, Señor, y, desde Madrid, agradecemos, nuevamente, el don de la acogida, de sentirnos como en casa (algún joven decía de regreso a Madrid -por cierto, nos perdimos nuevamente- que se había encontrado mejor que en casa)... No se puede expresar mejor eso del espíritu de familia tan querido por el padre Pavoni, verdad...