Con la visita relámpago de nuestro querido padre general...

Nos costó conseguir las castañas (parece ser que no son propias de esta época) pero al final pudimos asar unos cuantos kilos... Precedido este mágico momento por otro igual de especial: Cantar, escuchar o rezar unos villancicos en torno al Nacimiento... Y todo esto, gracias a Mari Carmen (nuestra profe de guitarra) y a la academia de música donde ella asiste (Manuel de Falla).

La magia de la Navidad es, precisamente, algo o mucho de esto: compartir con los hermanos los talentos, las capacidades que Dios nos ha concedido... Seguramente que el Niño ha sonreido esta tarde más de la cuenta al vernos cantarle con tanta ilusión, poniendo tantísimo corazón...

Las castañas buenísimas, los integrantes de la academia de música encantados y nosotros requetefelices... ¿El resultado? Muy sencillo, no puede ser otro: Lo repetiremos en cualquier otro momento...