La novena de Navidad en Villavicencio estuvo llena de paz y armonía.

NAVIDAD EN VILLAVICENCIO

“Dulce Jesús mío”

“Navidad: tiempo para vivir en paz y armonía”; ese es el lema para la novena de Navidad, que nos ofreció monseñor Oscar, nuestro obispo de Villavicencio. Y es que en Colombia y casi en todo el mundo, las fiestas de Navidad se han convertido en las esclavas de consumismo, donde parece que lo único que importa es gastar dinero con los adornos, comilonas, alcohol,… y muchas veces todo esto viene “adornado” con las peleas familiares y entre los vecinos.

Sin embargo, aparte de terminar muy cansados y de algún que otro enfado entre monitores, la novena de nuestra parroquia de Villavicencio, ha estado llena de paz y armonía.

En realidad, las fiestas navideñas en nuestro barrio comenzaron el día 7 de Diciembre con la celebración de la famosa “Noche de las velitas”, en la que la gente acostumbra a encender muchas velitas a la puerta de la casa, para pedirle a la Virgencita que les acompañe y bendiga su hogar. Nuestro grupo ecológico juvenil elaboró muchos farolitos realizados con botellas de gaseosa para ambientar una eucaristía que hicimos en una rotonda de la avenida los Maracos.

Al día siguiente, solemnidad de la Inmaculada concepción, realizaron la primera comunión unos 80 niños/as que se comportaron muy bien y recibieron a Jesús sacramentado con mucha devoción y alegría.

El día 13 de Diciembre preparamos una gala (cena) navideña con la intención de unir a nuestra comunidad parroquial y recaudar fondos para la pastoral social de la parroquia. La comida fue únicamente un consomé y un panecillo (una mogolla) pero  los actos académicos bien preparados por los jóvenes, hicieron que nos olvidáramos del hambre y pensáramos más bien en  el bien que estábamos haciendo a las familias más pobres de nuestra parroquia.

El día 16 comenzó la novena de Navidad. El ritmo de trabajo en esos días  fue algo tremendo. Comenzábamos rezando el rosario y celebrando la eucaristía en la parroquia a las 5 de la mañana. Gracias a Dios y a los jóvenes, después de la novena matutina, podíamos degustar un rico perico (tinto con leche) y unos deliciosos buñuelos.  De las 9 a las 11 a.m. nos reuníamos con el equipo de animadores juveniles para preparar los talleres y la novena de los niños. De las 3 a las 5 p.m. hacíamos los talleres navideños con unos 350 niños y niñas de nuestro barrio. El barullo era algo descomunal, pero  la alegría  y el entusiasmo de los niños nos daban fuerzas para seguir con ánimo nuestro trabajo. En los talleres preparábamos  teatro, bailes navideños, decoraciones, tarjetas de felicitación, banderas, carteleras e instrumentos musicales,… todo orientado a la visita a la residencia de ancianos San Camilo que realizamos el día 23. ¡Qué hermoso fue el encuentro entre niños que comienzan su vida y los ancianitos llenos de paz y de sabiduría!

Después a las 6 p.m. hacíamos la novena con todos los niños. Desde luego mucho silencio no había mucho,  pero los niños cantaban con una energía los villancicos que no podría superar la mejor coral del mundo.

Terminada la novena y el reparto de los dulces a los niños, a las 7 p.m. nos dirigíamos a las novenas por sectores y también a la eucaristía en las calles, pues aquí el clima lo permite. Por cierto había algunas calles que estaban adornadas de una forma muy original con sus camellos de papel realizados a tamaño casi natural, los cerditos realizados con botellones de plástico, etc. Una calle de nuestra parroquia se llevó el segundo premio a la mejor decorada de la Navidad.

Y llegó el día 24 y el momento de organizar y repartir los juguetes a los niños. Teníamos miedo a que surgieran problemas en ese momento, pero a pesar de la gran cantidad de niños que asistieron a nuestra novena, ninguno se quedó sin el regalo del Niño Dios. Agradecemos a la Fundación San Cayetano que un año más tuvo la generosidad de regalarnos los juguetes para los niños. La misa de Navidad a las 9 p.m. fue muy bonita, con las canciones del coro que incluso entonaron el “Adeste fideles” y el teatro de los niños titulado “Quiero ser arbolito de Navidad” que estaba acorde al símbolo utilizado por nuestro obispo en la Novena de este año.

Bueno, la Navidad ya ha llegado, pero espero que no la arrinconemos en el desván de nuestro corazón como solemos hacer con los arbolitos de Navidad.

Para terminar quiero dejarles el mensaje de los gozos de la Novena:

“Dulce Jesús mío, mi niño adorado,

¡Ven a nuestras almas!, ¡Ven no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano,

Que al nivel de un niño te hayas rebajado!

¡Oh Divino infante, ven para enseñarnos

La prudencia que hace, verdaderos santos!

Ven Salvador nuestro, por quien suspiramos,

¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!