Pequeñas voces celestiales que anuncian la llegada del Niño...

El festival de villancicos es siempre una fecha que todos esperamos con mucho cariño... Especialmente los catequistas y los niños... Los primeros porque trabajan "de lo lindo" para que el villancico, la obra de teatro se convierta en una verdadera catequesis y, consiguientemente, para ofrecer todo su esfuerzo al Niño Dios... Los segundos, los niños, porque también quieren que sus padres, sus amigos, sus catequistas, sus sacerdotes les vean de lo que son capaces cuando el Destinatario Principal es el Niño Jesús...

Dos horas llenas de encanto, de ilusión, de cercanía... Dos horas que explican igual o mejor que cualquier catequesis, que cualquier homilía, lo que supone el nacimiento del Niño Dios...

Agradecemos a los catequistas, a Mari Carmen (profesora de guitarra), a Jesús Urbina (que ha hecho posible, un año más, que el sonido de los niños sea casi, casi, celestial) a los niños, a los papas y, por su puesto a Dios...