De cómo los villavaquerinos, celebran a su patrona con cocido incorporado

El día de sol ha acompañado la salida de la santa del templo gótico que lleva su nombre, participando en la procesión y en el baile, a toque de dulzaina y tamboril, unas 70 personas.  Ciertamente el tiempo ha influido en que este evento estuviera tan concurrido. Desde tiempo inmemorial, los villavaquerinos celebran a esta Santa, virgen y mártir y patrona también de músicos. El coro parroquial, ha querido deleitarnos con la misa castellana, estupendamente cantada, y después con las jotas en la procesión de Santa Cecilia por las calles del pueblo. Es una ocasión para encontrarse los lejanos, los hijos del pueblo que viven fuera, para venir y revivir las tradiciones y para presumir de pueblo tranquilo y dinámico. Y para rematar un cocido con todos sus sacramentos, sus rellenos, tocino, chorizo, berza, sopa, garbanzos, carne... en fin, una comida propia del mejor restaurante. Y de postre, Loren nos ha ofrecido sus famosas hojuelas. Todavía está discurriendo alguna de dónde ha sacado el tiempo para hacer tanta exquisitez. Parecía que aquello no se acababa: cocido para 90 personas. Ciertamente a comer éramos más. Decía una buena feligresa citando a su suegro, que en realidad la misa y el pimiento... son de poco alimento. 

Con esta fiesta entramos ya en el invierno, nos mudamos a la capilla de este tiempo, más recogida y más fácil de calentar, y dejamos precioso templo para ocasiones más sonadas y para tiempos mejores. En Semana Santa, nuevamente saldremos de la capilla para celebrar en el templo cuasi catedralicio.