Los jóvenes celebran los 50 años de la arquidiócesis de Villavicencio

Comunidad de Villavicencio

JUBILEO DE LOS JÓVENES

El pasado sábado 16 de agosto, con motivo de la celebración de los 50 años de la creación de la Arquidiócesis de Villavicencio, se realizó en el polideportivo del colegio Cofrém, el jubileo de los jóvenes.

Más de 2000 chicos y chicas, procedentes de las distintas parroquias de la ciudad de Villavicencio y de diversos municipios del departamento del Meta, estuvimos celebrando con gozo el jubileo diocesano.

El polideportivo estaba adornado con bellas carpas que nos informaban de los distintos carismas presentes en nuestra arquidiócesis. ¡Desde luego los pavonianos también montamos nuestro stand, que por cierto nos quedó muy bonito! Además les invitábamos a jugar y a ganar dulces y por eso tuvimos mucha afluencia de jóvenes que, gracias a Dios, oyeron hablar por primera vez de Ludovico Pavoni y los pavonianos.

Además del  Expo carisma, hubo teatro, canciones, bailes, dinámicas,… la posibilidad de confesarse y la Santa Eucaristía, presidida por Monseñor Oscar Urbina. Muchos jóvenes aprovecharon ese momento para ganarse la indulgencia plenaria.

Nuestro arzobispo se encontraba visiblemente emocionado al ver tantos jóvenes que le saludaban con mucho cariño y al comentar el evangelio del joven rico nos dijo que algunos adultos y viejos piensan que los jóvenes de hoy están jubilados (pensionados), pero no es así. Los jóvenes de hoy buscan el júbilo, la verdadera felicidad, como la buscaba el joven rico. Buscan la perfección, como la buscaba el joven rico. Pero la plena felicidad no se compra como se puede adquirir un computador, sino que la felicidad es Jesús y la forma de encontrarle es, dejando todo por él y siguiéndole a Él. No se trata de “¿Qué puedo HACER para ganarme el cielo?” sino de DEJAR TODO PARA SEGUIR AL SEÑOR.

El joven rico se fue muy triste porque tenía muchas riquezas, pero los jóvenes que estábamos en la eucaristía salimos muy contentos, con el deseo de buscar al Señor y de tener un encuentro personal con Él, sabiendo que en Él está la verdadera felicidad. Al final el obispo dijo una frase que impactó a todos los jóvenes: “Queridos jóvenes, hoy regreso a mi casa con lágrimas en mis ojos, emocionado al ver tanta alegría reflejada en el rostro de ustedes y toda esta belleza que han preparado y les prometo que oraré por cada uno de ustedes”.

La celebración concluyó a la una de la tarde. Recogimos nuestro stand, comimos una empanada para tranquilizar la barriguita y regresamos a nuestra parroquia con el deseo de ser buenos “Mensajeros de San Marcos”.

Al día siguiente, el domingo 17, nuestra parroquia realizaba el “Festival de las cometas”. Amaneció medio lluvioso, después aclaró y salió un fuerte sol. Pero cuando estábamos armando de nuevo nuestra carpa vocacional para mostrarla a toda la comunidad, vino una nube y nos dañó el invento. Con el agua, calados hasta los huesos, regresamos a casa, con el pesar de no haber podido mostrar nuestro trabajo a la comunidad. Pero,… en fin; Dios quiso que fuera así, quizás para que descansáramos un poco y como dice el sabio, “en la vida, como en el deporte, lo importante es participar”.