Una vez más el Colegio Hijos de María Inmaculada acogió la convivencia de Poscomunión

Durante este fin de semana, del 28 al 30 de marzo, han sido 40 los niños y monitores que han querido vivir esta experiencia única de convivencia y diversión. Así hemos despedido este mes cargado de actividades y de valores en lo que hemos ido creciendo como amigos. El ritmo de la convivencia ha sido el ritmo de la amistad y todos hemos disfrutado mucho. Hay que decir que, como mejora a otras convivencias, las noches han sido más tranquilas y nos ha costado menos encontrar el sueño. Hasta la hora que nos han quitado nos ha venido bien.

El viernes por la noche comenzábamos con futbito trepidante y con una preciosa velada en la que aprendimos nuevas danzas, como la Sandía y el baile de King-Kong. La verdad es que cuando hay ganas de pasárselo bien, todo sirve para ello, y hasta el Hakuna Matata hermosamente cantado por Alejandro y Carolina, nos sirvió para vivir la Convivencia. Por la mañana, aprovechando un rato sin agua, fuimos a rezar al convento de nuestras hermanas Concepcionistas Franciscanas. Pero enseguida apareció la lluvia y las famosas "Carreras locas" tuvimos que realizarlas en los pasillos del sótano del Colegio. Una vez más, los pasillos vieron gente menuda corriendo como posesos. La tarde nos dio una tregua de agua y recorrimos, en diversos itinerarios de pistas, el centro de Valladolid: La Vera Cruz, la Plaza del Ochavo, las calles escondidas (Torneros y Ricote), San Benito, San Pablo, la Catedral, la Antigua... y unos estupendos ochos que parecían dieciséis de las monjas Isabelas. La verdad era un espectáculo, habrientos todos, en la entrada del Patio Herreriano, comiendo todos el ocho y la gente mirando con envidia como preguntando que dónde daban eso. Por la noche, nos acompañó el Rey León, que nos permitió tararear las canciones juntos.

Al día siguiente, después de recoger la casa y dejar todo más o menos limpio, fuimos a la Iglesia de La Cistérniga donde acabamos con la Misa Familiar. Enhorabuena a Ana y Diana por la medalla, y felicidades a todos los que conseguistéis dormir (y hacer domir a los monitores) un poco más y un poco mejor. Nunca olvidéis el esfuerzo que nos supone a los monitores todas estas movidas, las ganas que ponemos y la paciencia que tenemos con alguno y alguna. Sobre todo para cuando os toque ser monitores.