El miércoles 22 de Enero se despidió el P. Vittorio de su querida Comunidad llanera

¡GRACIAS P. VITTORIO. BIENVENIDO P. GREGORIO!

Ha llegado el momento de decirte adiós, de decirle adiós a una experiencia que ha durado diez breves años.

Contigo, padre VITTORIO hemos experimentado lo que es la verdadera fe, hemos conocido de verdad a Jesús. Con tu ejemplo de persona humilde, comprometida, cariñosa con todos, nos has enseñado a ser verdaderos cristianos.

Con tu palabra nos guiaste por el camino del Evangelio, cual peregrinos que caminamos hacia la casa del Padre Dios.

Tu solidaridad verdadera e infinita con los pobres, la paciencia con los niños y jóvenes de catequesis en la misa dominical que les dedicabas, la profundidad y la sinceridad de tus palabras han dejado una profunda huella en esta comunidad que nunca podrá olvidarte. 

Compartiste en la misma mesa nuestras alegrías y celebraciones festivas, y también la tristeza de la pérdida de los seres queridos. Estuviste atento para aportar tus ideas y tu colaboración, para la construcción de nuestra iglesia tanto material como espiritualmente.

Amigo de los niños, de jóvenes, y adultos; dispuesto siempre a dar lo mejor de ti. Así entiendes tu opción personal de sacerdote, así nos lo has transmitido y lo has puesto en práctica.

Plasmada en nuestra mente y corazón quedaran tus correcciones y al portarnos mal la sentencia de “cortarnos la cabeza” pero siempre con tu especial ternura.

Así te recordaremos y te agradecemos tu breve, pero fructífera estancia en nuestra comunidad parroquial.

Con tu testimonio de vida nos mostraste día a día la verdad más grande: QUE DIOS ES AMOR.

Por todas estas razones te queremos decir GRACIAS P.VITTORIO Y QUE DIOS TE SIGA BENDICIENDO POR SIEMPRE.

Junto a la tristeza de despedir a nuestro querido padre Vittorio, queremos expresar la alegría de recibir entre nosotros a otro pavoniano, el padre Gregorio. Pedimos, al señor que ilumine y fortalezca a nuestro nuevo párroco, en el cumplimiento de la misión que se le encarga. Por nuestra parte, le ofrecemos todo nuestro cariño y cercanía para que él no extrañe demasiado su querida comunidad de Bogotá. ¡Bienvenido, p. Gregorio y que Diosito le bendiga!