En el año de la fe, visita a la exposición 'Credo' de las Edades del Hombre

El Año de la Fe fue el pretexto para una convivencia-excursión con un nutrido grupo de feligreses de San Ildefonso de La Cistérniga. Salimos por la mañana pronto y visitamos en primer lugar, en la villa de Madrigal de las Altas Torres, el que fue palacio de Juan II y donde nació Isabel I de Castilla, ahora tan de moda. Vistamos el salón de embajadores, el salón del trono, la alcoba donde nació la reina... todo tan primorosamente conservado por las MM. Agustinas de Ntra. Sra. de Gracia. Ciertamente en estos pueblos de la Moraña, el recuerdo de la reina Católica, permanece vivo. Después en la iglesia de San Nicolás, la pila donde fu bautizada, y sobre todo el precioso artesonado mudéjar de este templo, con su almizate, el arrocárabe, los mocárabes... en fin, una joya colgada del techo que suscitó en nosotros diversos grados de tortícolis. A continuación fuimos a Arévalo, donde había una cola de una hora más o menos, en la plaza de Sexmos, con ráfagas de aire perfumado con el famoso tostón, que ya era la hora. La exposición preciosa, con los tres puntos fuertes del Credo -Padre, Hijo y Espíritu Santo- y sobre todo con el preámbulo, la proyección y la reflexión sobre el acto de creer. Una auténtica gozada a pesar de la espera. Las 100 obras, maravillosamente seleccionadas, nos fueron introduciendo en ese misterio de nuestra fe, un misterio bimilenario que seguimos celebrando.

Para comer, nos acogieron maravillosamente las Hnas. del Amor de Dios. Allí vimos las "Edades del Hambre", que esa es otra, porque con el retraso y la espera, eran casi las cuatro de la tarde.

Por la tarde, rematamos en Fontiveros. La cuna de San Juan de la Cruz, el lugar donde nació, la Iglesia de San Cipriano donde fue bautizado... Un perfecto remate para cerrar ese triángulo místico de La Moraña o tierra de moros, como se conoce a toda esa comarca.

El ambiente fue inmejorable, todos disfrutamos en el autobús y en las visitas, y quedamos emplazados para la siguiente excursión que será en mayo. A través de la exposición y del arte, hemos renovado también nuestra fe y nos hemos sentido parte de esa corriente viva de tradición y de fe.