Y la correspondiente excursión por Italia y sus monumentos

Ahora, a todos los que se apuntaron, Italia les suena a algo más que a pizza y pasta. Desde luego, les suena a Pavoni y a Pavonianos. Una vez más en Brescia y en Saiano volvimos a sentirnos familia, llena de ilusiones y de metas, Familia Pavoniana, familia viva. 45 fueron los valientes que se apuntaron en esta ocasión, y muchos de ellos, jóvenes. De Viválcaro, Albacete, La Cistérniga, Villabáñez, Ampudia, Cáceres... y de San Sebastián los más jóvenes. Un cancionero con un buen repertorio, unos días, del 4 al 11 de julio, estupedos, buena compañía y un buen itinerario fue la compañía perfecta.

Comenzamos por Carcasone. Nunca lo habíamos visto en estas rutas, y realmente es un pueblo espectacular. Allí volvimos a ser cruzados con sus escudos y lanzas, conquistando un castillo. Luego Nimes, donde vimos la Maison Carré y la Arena, aunque desde el Autobús. Y por fin Veintemiglia, donde empezaron a engordarnos con las delicatesen italianas. En la frontera se comieza a sentir Italia desde dentro, con fuerza. Y Brescia, cómo no. En el hotel Industria y en la Pavoniana, donde nos trataron estupendamente, como siempre. Volver a Brescia es volver a casa. Allí tuvo lugar el IIIº Encuentro de la Familia pavoniana, con la novedad esta vez de la visita al Santuario de Ntra. Sra. de las Gracias, donde Pavoni iba a celebrar misa muchos sábados. Y el domingo, Saiano. Nos llamó la atención la restauración y adecuación de la "Alcoba de la luz", así llamada por el artista que ha cerrado las ventanas, los ruídos de los bombardeos de Brescia, para introducirnos en la paz y el sosiego que allí encontro Pavoni en los brazos del Padre. Rezamos, entramos en esa experiencia de luz y luego posamos para el recuerdo. Siempre impresiona Saiano, desde luego.

Montecatini, Florencia con guía incluída, Pisa, Siena... fueron algunas de nuestras paradas antes de llegar a la Ciudad Eterna. Pisa expledorosa, increíble, y Siena, siempre entrañable. En Roma, nos alojaron en un hotel perteneciente a los Hnos. de la Misericordia (Scheppers), congregación a la que pertenecía el hno. Paolo Barolo. Como novedad de Roma esta vez, fue la eucaristía celebrada en las Catacumbas de San Calixto, en un ambiente en el que mascaba el martirio y la oración. Roma, es una ciudad preciosa que nos recibió con buen tiempo, fresco y calor abundante, pero nos dejó respirar, pasear, visitar y comprar.

La última novedad del viaje nos esperaba en Civitavecchia. Allí embarcamos en un Grimaldi, que nos llevó hasta Barcelona, autobús incoroporado. Lo del viaje, fue realmente una aventura sorprendente, con las comidas, la discoteca, el bingo para algunos, el spa y la sauna para otros... y los camarotes como cajas de cerillas. 

En fin, un viaje para el recuerdo y para la mística. La mística pavoniana y de los primeros cristianos, la mística del comienzo. Para el recuerdo porque cada uno de los participantes aportó lo mejor de sí mismo, quien la danza, quien los chistes, quien el canto... y eso queda. Gracias y que Dios nos reúna muchas veces para estas cosas. Que sepáis que estamos dando vueltas a una peregrinación por Polonia. Os esperamos y os animamos a participar.