Desde el balneario Puente Colgante, en Villavicencio

El sábado 13 de Abril, hemos realizado en Villavicencio la III Marcha Pavoniana con el título “El dulce nombre de María”. Este año arriesgamos un poco más en el destino de nuestra caminata ya que nos fuimos hasta el Balneario Puente Colgante en la vereda El Cocuy y eso suponía contratar transporte, cobrar algo de plata para el viaje, llevar almuerzo y refrigerio, caminar unas tres horas para llegar hasta el lugar indicado, etc.

Al principio pensábamos que no íbamos a tener muchos peregrinos, pero precisamente fue el año que más gente hubo. Asistieron un grupo de 140 personas, la mayoría eran niños y jóvenes.

Diosito nos regaló un día espectacular y aquí eso no es fácil porque al día siguiente cayó un tremendo aguacero.

El tema de la marcha lo tomamos de una canción mariana infantil que se titula “El nombre de María” y esa canción sirvió como guía para todo el camino. Nos dividimos en ocho grupos según la edad de los participantes y durante el recorrido hicimos 5 paradas. En cada parada, reflexionábamos un aspecto de la devoción mariana del p. Pavoni (utilizamos para ello los folletos del p. Rossi que nos envía el p. Marcelo por Internet), rezábamos diez ave marías, realizábamos un gesto simbólico relacionado con la reflexión que habíamos hecho y completábamos el acróstico de la letra correspondiente al nombre de María.

A pesar del calor, el Rosario Pavoniano se realizó con mucha devoción, aunque algunos estaban deseando llegar al balneario para darse un merecido baño en ese caño tan fresquito y cristalino. Mientras tanto el novicio chapa y un par de jóvenes, que hicieron el recorrido en bicicleta, iban guiándonos y alentándonos con ayuda del megáfono.

 

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Pensábamos hacer un momento conclusivo antes del almuerzo, pero los niños nada más llegar al caño se zambulleron en el agua y tuvimos que posponer ese momento para el final de la jornada. ¡Qué paz transmitían esos chinos jugando en el agua, gastando bromas y haciendo amigos!

Después del almuerzo, a eso de las tres de la tarde, tuvimos el momento de compartir y evaluar la marcha y todos coincidieron en que había sido muy bonita. La animadora de la Familia Pavoniana (Teresa Mosquera) nos regaló un dulce y un icono de la Virgen María.  El p. Vittorio, que nos acompañó durante todo el camino, guiando el grupo de los adultos, nos dio la bendición y nos invitó a seguir las huellas de Pavoni.

La sorpresa final, que no puede faltar, fue que los conductores de las colectivas no llegaron a tiempo al lugar acordado y nos tocó caminar otra media hora más para salir al encuentro de ellos.

Pero bueno, eso es lo de menos. Lo importante es que todo salió bien, no hubo ningún incidente grave y Pavoni se hizo más cercano a esos 140 niños, jóvenes y adultos que quisieron acompañarnos para recordar el día de la muerte de nuestro padre fundador.

¡Eso es todo, amigos! Que nuestra querida madre la Virgen María les guarde bajo su manto.