Breve crónica de una agitada tarde de noviembre

El día 11 de noviembre, fue el día elegido para la bendición del nuevo Centro Parroquial y vivienda de la Comunidad religiosa pavoniana en La Cistérniga. Numerosos fieles se concentraron a las 18 h. en la plaza mayor, a la puerta del Centro, acompañando a don Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid que presidió el acto de bendicion. Asistieron además al rito el p. Marcelo Rodríguez, Superior provincial de la Congregación, el delegado de patrimonio de la Diócesis José Luis Velasco, el vicario de la zona Jesús Villacé, los anteriore sacerdotes Ángel Hurtado y Anselmo González, el arcipreste Antonio da Silva, el secretario del Obispo Patricio Fernández, el arquitecto del Centro Francisco Roldán, el alcalde de la Villa Mariano Suárez con miembros de la Corporación, amigos, catequistas, agentes de pastoral y un numeroso grupo de fieles. Don Ricardo nos pidió que el Centro estuviera siempre abierto a quien lo necesitara, que fuera casa para todos, especialmente para los niños y jóvenes, y que siriviera para crecer en la fe. Después de escuchar la Palabra de Dios. nuestro Arzobispo, acompañado por representantes del Consejo Pastoral y de la Congregación, recorrió los locales y la vivienda con el agua bendita.

A continuación, tuvo luga la Eucaristía con la confirmación de 18 jóvenes de La Cistérniga que, después de los cursos de catequesis, decidieron confirmar su fe rodeados de familiares y amigos, y los catequistas que les han acompañado en este proceso, Eloy y Ángel. Fue una celebración sencilla pero emotiva en la que los confirmandos ofrecieron el testimonio joven de su fe. Don Ricardo les recordó la importancia de la Palabra de Dios en su vida, de la Eucaristía y de los pobres, diciéndoles que no descuidaran estas tres cosas. A continuación, las familias de los recién confirmados ofrecieron un aperitivo contundente en el Centro Parroquial. 

También los religiosos de la Cistérniga (Carmelitas y Pavonianos) quisimos celebrarlo al final con un poco de sidra y un rico bizcocho, poniendo el perfecto broche de oro de la fraternidad a los actos de ese día.

Pedimos a Dios que siga bendiciendo las obras de nuestras manos y que Él que es fuente y origen de toda bendición nos haga ser sal y luz para este querido pueblo de La Cistérniga.