Del 6-10 de enero en Villavicencio, que aunque en España es invierno, allí brilla el sol

Los jóvenes pavonianos de Villavicencio y Bogotá nos hemos reunido por tercera vez, en el Centro Juvenil Pavoni,  aprovechando las vacaciones de verano, para celebrar el tercer campamento juvenil pavoniano que este año ha tenido como lema: “El Caballero de la armadura oxidada”.

El primer día, después de las obligadas presentaciones, los animadores nos hicieron caer en la cuenta que debemos interrogarnos, al igual que el Caballero, para descubrir cuales son nuestras armaduras oxidadas y tratar de desarmarnos ante los demás. Por la noche, tuvimos la lunada y como suele ocurrir, varios caballeros y alguna doncella, trasnocharon para contarse aventuras por lo que al día siguiente estábamos todos bastante dormidos.

El segundo día los caballeros y doncellas nos enfrentamos en una bonita Justa medieval y por la tarde nos confrontamos con nuestras propias familias para descubrir cuáles son las barreras que mutuamente nos ponemos. Por la noche dimos un paseo por el centro de Villavo para ver el bonito alumbrado navideño que aún estaba encendido.

El domingo entramos en el Castillo del silencio y a través de una bonita dinámica de relajación aprendimos a escuchar la naturaleza, el corazón de nuestros compañeros y nuestro propio corazón. Por la tarde nos dimos un rico baño en una piscina cercana y por la noche animamos la sagrada eucaristía de la parroquia San Marcos, presentando los carteles alusivos a los distintos lemas del campamento. Como algunos se iban el lunes por motivos de trabajo, terminamos el día con una rumbita de integración, que en Colombia no puede fallar. Lo más bonito fue la danza árabe con la que nos deleitó Jennifer, para mi gusto lo hizo mejor que shakira.

El lunes madrugamos para atravesar el Castillo de la voluntad y la osadía y subiendo por la ruta ecológica de Las Mercedes, conseguimos vencer al terrible dragón del miedo y de la duda. Como ya es verano por aquí, los caños y la cascada estaban más sequitos pero igualmente nos lo pasamos chévere. Por la noche algunos compañeros regresaron a Bogotá para reanudar el trabajo y comenzaron las primeras lágrimas. Por la noche, algo cansados por la caminata, vimos la película “Corazón de caballero” que nos enseñó que todos podemos llegar a ser caballeros si tenemos un corazón bueno, valiente y generoso.

El martes realizamos una evaluación muy dinámica en la que todos estuvimos de acuerdo en que había sido el mejor campamento y algunos propusieron que también nos encontráramos a mitad de año e incluso otros soñaban con poder hacer un encuentro interprovincial de jóvenes pavonianos en Italia, la cuna del padre Fundador. Pero por ahora trataremos de ser  buenos caballeros y doncellas, capaces de caminar sin miedo ni dudas para alcanzar un día la Cima de la Verdad y entrar en contacto con la Fuente, que para nosotros es Jesús de Nazaret, siguiendo las huellas del Beato Ludovico Pavoni, en nuestra parroquia, nuestros barrios, nuestras casas, en nuestro trabajo y estudio.