El fin de semana pasado, la tradicional Convivencia Saiano

Fueron 29 los jóvenes que nos reunimos en Valladolid para la tradicional convivencia de comienzo de curso de los Grupos Saiano. Venidos de Madrid, Cáceres, Albacete y Valladolid, nos propusimos hacer un balance y evaluación de la JMJ, con la conciencia de haber vivido todos momentos únicos y especiales, históricos y emocionantes. “En la vida nunca se me va a olvidar esta experiencia; fue fantástico”, escribía alguno en el ‘muro’ que pusimos para comentarios escritos. Y así fuimos desgranando el lema de la Convivencia: “Ahora toca…”. Ahora toca comprometerse, apostar, lanzarse… con ilusión, con ganas, sabiendo que lo mejor está por venir. Que sea ahora quiere decir que no es mañana, que debemos dar el salto, como el arcángel caracol, que la vida no espera, como el tren que pasa o el bizcocho que está a punto de quemarse. O lo rescatamos ahora o corremos el riesgo de perder una oportunidad de oro, y las oportunidades hay que salir a buscarlas, no esperar a que lleguen.

Recordamos las palabras de Benedicto XVI: “Cristo no quita nada, lo da todo”. No tengáis miedo, no os avergoncéis de Cristo.

Todos disfrutamos con los juegos, dinámicas, videos, fotos, testimonios, las palabras de Mónica la monja cisterciense de Alconada… y también hicimos nuestros propios testimonios que saldrán publicados en el próximo número de la revista VIDA.

Por la tarde, trabajamos un poco sobre el bicentenario del Oratorio de Pavoni que va a ser este año. Hicimos un recorrido con visitas teatralizadas por la infancia del s. XIX, acercándonos así a la juventud que se encontró Ludovico Pavoni. Los actores desde luego, de sobresaliente para arriba. Y también hicimos una reflexión sobre el Oratorio. Si la JMJ nos llama al compromiso, éste puede ser un campo estupendo. Hacen falta jóvenes que cuiden de los jóvenes y de los niños. Gente que de su tiempo en oratorios, centros juveniles, talleres de tareas, fines de semana… No podemos permanecer impasibles mientras muchos jóvenes caminan sin rumbo y a tientas, perdidos en tantos mundos. Nosotros, que hemos encontrado la perla preciosa, debemos comunicárselo a los demás. No podemos guardarnos esta buena noticia.

En las parroquias y en las diferentes actividades pavonianas, se están poniendo en marcha iniciativas de este tipo, dirigidas a los más pequeños, y los Grupos Saiano, pueden jugar un papel fundamental. Celebrar el bicentenario de la acción educativa y apostólica de Ludovico Pavoni, es celebrar el carisma y el nacimiento de este don para la Iglesia universal.

Después nos fuimos a Ampudia. Óscar y David nos tenían preparada una preciosa visita al santuario de la Virgen de Aleonada, a la iglesia parroquial y al museo de San Francisco en Ampudia, por no hablar de la estupenda merienda en la bodega, baja en colesterol. La panceta, el chorizo, la costilla, la morcilla, el lomo… hicieron las delicias del grupo de vegetarianos que nos habíamos juntado. Un auténtico banquete con lo que da la tierra. Y después el tradicional partido de futbito en el que este año no hubo que lamentar incidentes, amén de la animación musical que convirtió el frontón en una verbena.

Al día siguiente, fuimos a misa a La Cistérniga, allí en la parroquia de San Ildefonso que recientemente hemos asumido los pavonianos, participamos de la Misa Familiar, con un auténtico rebaño de niños y niñas y sus familias. Fue una fiesta en la que no hubo sosiego, sino mucho movimiento. El coro canto lo mejor que pudo y los jóvenes Saiano danzaron como acción de gracias. Una gran alegría ver la iglesia llena de gente joven y menuda, y sobre todo ver la imagen de Pavoni de la PJV entrar en la Iglesia llevada por dos jóvenes Saiano. Sin duda un momento simbólico para el recuerdo y para la historia. La parroquia recibió a los jóvenes con inmensa alegría y con los brazos abiertos.

Todos quedamos emplazados para la próxima cita: la nochevieja en Berlín, en el Encuentro Europeo de Jóvenes organizado por la comunidad de Taizé.