Última sesión de la Escuela de Formación de Apoyo al Menor Puente, de Albacete

A lo largo de la mañana del Lunes 8 de noviembre, el Ateneo Albacetense recibió a profesionales de diferentes ramas sociales involucrados en la educación de menores con problemáticas de índole social. Citados por la Escuela de Formación de Apoyo al Menor Puente, de Albacete, se  reflexionó sobre la prevención en esta lacra social conjuntamente con la invitada y experta en la materia, Mª Ángeles Cerezo, Catedrática en psicología básica y especializada en Psicología Clínica.

            La Dra. Cerezo es actualmente Directora de la Unidad de Investigación “Agresión y Familia” de la Universidad de Valencia, donde principalmente trabaja en la interacción con familias con problemas de relación, abuso  físico y emocional, problemas relacionados con conductas antisociales y delincuencia. Autora de más de cien trabajos en revistas nacionales e internacionales, destacan los programas de prevención primaria de maltrato y  tratamiento de familias que ha desarrollado  y puesto en marcha.

            La presente sesión formativa tuvo como principal objetivo conceptualizar el término de maltrato infantil, para poder proporcionar las bases sobre las que se han de articular las estrategias de intervención.     

            Las prácticas parentales competentes, tienen una enorme incidencia ante la prevención del maltrato y el desarrollo adecuado de las competencias de los  menores. La familia es el primer agente socializador de los  menores, de ahí la importancia de detectar los factores que afectan a la práctica de una correcta parentalidad, enseñándoles a sentirse más seguros con su  labor.

            La prevención es la mejor estrategia de evitar el maltrato; para ello es importante formar adecuadamente tanto a los padres-madres como a los profesionales que se dedican a la educación de los menores.

            Para poder hablar de que la prevención ante el maltrato infantil es eficaz, no tenemos que basarnos únicamente en la incidencia (número de casos nuevos de maltrato) que llegan a los Servicios Sociales; tenemos que ampliar el contexto. Tenemos que mirar en la escuela, lugar donde se  nos proporciona una mejor visión de este fenómeno, ya que nos encontramos también con el porcentaje de prevalencia (suma de casos nuevos más los casos viejos de maltrato). Esta relación entre incidencia y prevalencia, nos da las claves para ver si estamos realizando una correcta prevención: si se está siendo eficaz, si se cumplen los objetivos marcados, si se llega a la población, etc.

            En definitiva, tenemos que ser conscientes de las prácticas educativas inapropiadas que ejercemos, como mejor vía para prevenir un futuro  maltrato. Tenemos que educar desde una temprana edad a tolerar la frustración, a ser pacientes, desarrollar las propias metas y ser independientes. El maltrato infantil es una responsabilidad social, que debe ser compartida entre la familia, el ámbito educativo y los servicios de salud.


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