Convivencia del grupo Alborada en la Sierra de San Pedro

El pasado 24 de octubre, el Grupo Alborada realizó su primera convivencia de vuelta de vacaciones y fue un momento esperado y anhelado por todos. Este año elegimos la Sierra de San Pedro como escenario, donde nuestra amiga Charo y su familia inauguraron oficialmente su casita de campo.

El tema de esta convivencia era “los latidos del mundo” y reflexionamos, nos cuestionamos e interrogamos si de verdad escuchamos o simplemente oímos lo que sucede a nuestro alrededor no prestándole demasiada atención.

En nuestro diálogo sobre ello, estuvimos hablando de que vivimos en un mundo donde hay demasiada información pero nosotros no siempre la interpretamos a la luz del Evangelio sino que nos ponemos unos buenos tapones de corcho. Así, nos hemos acostumbrado en nuestra vida cotidiana a llevar puestos y con gran orgullo ropa hecha por niños explotados, comer productos elaborados por empresas que un día sí y otro también, machacan y destrozan la Creación de Dios o pasamos ante cualquier dificultad que tiene un hermano nuestro.

En nuestra reflexión nos dimos cuenta que hace falta estar atentos y ponerse en marcha y escuchar esos “latidos del mundo”: la soledad del que no tiene familia, la enfermedad, el abandono de tantas personas en hospitales, calles, residencias de ancianos… Intentamos responder qué soluciones podíamos dar a estos latidos y llegamos a la conclusión de que todos podemos y debemos como cristianos aportar en nuestro entorno parte de nuestro tiempo, de nuestra compañía, compartir responsabilidades y preocupaciones…

Al terminar escuchamos una canción que nos habla de la interpelación de Dios a decir sí a “los latidos del mundo” y nuestra amiga Fátima interpretó con algunos gestos del lenguaje de signos la canción “Hacen falta sí en el mundo”, mientras nosotros la cantábamos. Al terminar comentamos que hay palabras que son bonitas en todos los lenguajes porque salen de lo mejor del corazón humano.

Al mediodía, hicimos nuestra comida compartida donde como siempre sobró y donde Charo dio las gracias en una emotiva bendición, en la que ofreció su casa a la Comunidad, para que sea una Casa Pavoniana más, donde todos podamos compartir buenos momentos como los vividos en este día, donde hubo risas, alegría y muchos niños y los que vendrán… Por cierto, algunos jovencitos ya con sus aportaciones, como las de Moisés que tenía una sonrisa especial por ver a tanta gente reunida.

Y como colofón del día, P. Gianni hizo la bendición de la casa, que ya consideramos nuestra, gracias a la generosidad de estos amigos, donde esperamos volver pronto. Gracias Charo, Rubén, Sara y Moisés por todo el entusiasmo, la alegría y la acogida que brindasteis a esta familia que es la vuestra.

¡Por cierto! Lo del concurso sigue abierto, que no quede en el olvido, ahí va un nombre: San Bernabé ¿Qué os parece?