Nuestros hermanos de Villavicencio nos envian una cronica de las Pascuas

Normalmente, en los Llanos, no hay Semana Santa sin aguaceros, pero este año el Señor nos ha regalado unos días soleados que ha favorecido la asistencia y devoción de los fieles. El único día que llovió un poco  fue el Domingo de Ramos, pero ni siquiera el borriquillo, que estaba hecho de cartón, sufrió muchos desperfectos.

Del lunes al miércoles santo hemos realizado la pascua infantil y juvenil en las que los niños y jóvenes han interiorizado estos días santos con dinámicas adaptadas a su edad y han preparado dramatizaciones, oraciones y canciones para participar, junto con los adultos, en la solemnidad del triduo pascual.

Entre las novedades de esta pascua queremos resaltar que ha sido la primera realizada en los recién construidos salones parroquiales (en el salón principal estuvo expuesto el Santo Sepulcro), los apóstoles que participaron en el lavatorio fueron nuestros entrañables ancianitos, el grupo juvenil colaboró con mucho ánimo todos los días, el santo viacrucis  tuvo dramatizaciones de los niños y los jóvenes, hubo dos misioneros del grupo juvenil de Bogotá que cantaron el pregón pascual, en la dramatización del fuego los jóvenes quemaron al mismísimo diablo  y finalmente añadir que los novicios se despelucaron con su juventud y dinamismo.

Nuestro párroco, que ahora es también vicario episcopal, se comportó  como un buen capitán al frente de del timón y gracias a Dios, a pesar del cansancio,  llegamos al Domingo de Resurrección con la satisfacción del trabajo bien hecho.

Ahora queda lo más importante que es nada más y nada menos que Resucitar con Cristo, quemar nuestro hombre viejo y revestirnos con el alba, o con el poncho, de los buenos cristianos. El “sol que nace de lo alto” nos eche “una manita” en  esta difícil misión.