Viacrucis y visita del Superior general en Cáceres

Como preparativo a la ya cercana Semana Santa, el grupo Alborada de Cáceres pudimos disfrutar, el pasado fin de semana del 13 y 14 de marzo, de algunas actividades que nos ayudaron a entender mejor el significado de las próximas fiestas. Además, tuvimos el lujo de compartirlo con el Superior General y de nuestra provincia (Lorenzo Agosti y Marcelo) que nos acompañaron desde el primer momento, compartiendo también sus experiencias.

Como viene siendo habitual en nuestra agenda cada año, tuvimos la oportunidad de realizar el Viacrucis hacia el Santuario de la Virgen de la Montaña en nuestra ciudad, la madrugada del sábado 13 de marzo. También, como cada año, desafiando al cansancio y a la pereza, nos reunimos un numeroso grupo dispuesto a compartir un rato de oración en medio de la noche y el silencio.

En el camino que recorrimos hacia este Santuario nos íbamos parando en cada una de las cruces que componen el Viacrucis, escuchando una reflexión de cada momento que vivió y sufrió Jesús hasta llegar a su muerte. En cada una de estas paradas, también una oración por toda la gente que hoy sufre igualmente de desprecio, rechazo y humillación.

Poco a poco, el frío iba aumentando y la subida se iba haciendo más cuesta arriba; así ocurre también en nuestra vida en muchas ocasiones, en las que la cruz de nuestros problemas, fracasos, decepciones y nuestra falta de fe, nos lleva a mostrarnos tristes y agobiados.

¡Cuántas veces hemos subido por este mismo camino distraídos o preocupados, sin percatarnos siquiera de la presencia de cada una de las cruces que hay a cada lado!

Al fin y al cabo, éstas son sólo cruces inertes, de piedra, sin sentimientos. Sin embargo, ¡qué error más grande el nuestro cuando no sabemos acompañar a tantas personas que ya no son capaces de cargar con la cruz que llevan a cuestas!

Son personas que, desde hace mucho o poco tiempo, se han visto obligadas a arrastrar una cruz, a menudo, demasiado pesada y asfixiante.

Una vez más, este año una idea ha golpeado duramente nuestra conciencia mientras íbamos rezando en mitad de la noche: ¡cuánto nos hubiese gustado haber podido ayudar a arrastrar y levantar la cruz de Jesús en aquel momento! Y decimos a menudo: ¡si yo hubiera estado allí…, yo le hubiera ayudado y, quizás, no habría sufrido tanto! Sin embargo, hoy, en nuestros días, aún son muchas las lágrimas que podemos limpiar, muchos los corazones solitarios que nos piden a gritos un poco de nuestro cariño y comprensión…porque son aún demasiadas las personas que, ahora, en nuestro tiempo y a nuestro lado,  están esperando nuestra ayuda y nuestra sonrisa. Y eso es lo que Jesús nos pide: ya que no pudimos estar a su lado aliviando un poco su sufrimiento, hagámoslo ahora con tantos hermanos nuestros que sufren y esperan en soledad una mano amiga.

Ese mismo día, ya por la tarde, después de compartir con nuestros amigos de la Ermita del Vaquero la eucaristía de cada sábado, el p. Lorenzo Agosti respondió, con gran simpatía y amabilidad,  a todas nuestras dudas e inquietudes sobre el buen hacer de los pavonianos en España y en el extranjero. Pudimos saber, así, de las alegrías y dificultades de cada una de las comunidades, así como de su afán de sacrificio y superación por sacar todos los proyectos adelante.

Siempre es bonito y muy interesante conocer de primera mano todas las actividades pavonianas que se están realizando por los diversos rincones del mundo, para acercarnos a realidades diferentes a la nuestra pero, a la vez, unidas por un mismo espíritu.

La alegría y el buen humor también tuvieron un papel importante en nuestra agenda, ya que pusimos punto y final a nuestro encuentro con una fiesta compartida, en la que pudimos disfrutar de la amistad y la presencia entre nosotros de los Superiores.

Antes de despedirnos de ellos, nuestro deseo de reencontrarnos pronto y el agradecimiento por su visita.


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