Durante el fin de semana pasado, una treintena de religiosos y laicos de la FPE, reflexionan juntos

Una treintena de personas, venidas de todas las comunidades de España, nos reunimos en Valladolid durante el pasado fin de semana, del 12 al 14 de febrero, para reflexionar y acercarnos juntos al tema propuesto por nuestro Gobierno general para este año: “La comunidad unida a los laicos”. El viernes por la noche, algunos hicimos un primer acercamiento al tema, viendo y comentando la película “Antwone Fisher”, que nos situaba en un plano de horizontalidad en el que el acompañante termina siendo acompañado y la asimetría convirtiéndose en reciprocidad.

El sábado por la mañana, de la mano de Lola y Olmedillo, reflexionamos juntos sobre la continuidad y la renovación del carisma en la Familia pavoniana. Unas coordenadas sociológicas, culturales y eclesiales, nos situaron mejor en el tema, y después fuimos desgranando temas tan apasionantes como la corresponsabilidad, la misión compartida, la comunión de vida, la familia evangélica y carismática, la necesidad de volver al carisma fundacional... Sin duda una reflexión bien preparada, que nos abría los ojos a esta nueva realidad que entre todos estamos forjando. El último Capítulo general nos invitaba a pasar del sueño al signo, a crecer en la corresponsabilidad en la misión, a dar el salto... Llegamos a la conclusión de que el camino de la Familia pavoniana española, está siendo un camino apasionante, lleno de luces y también de sombras, y con la conciencia de que también a través de las sombras el Espíritu de Jesús nos va guiando y conduciendo. El proyecto de la Familia pavoniana sigue siendo un proyecto con futuro y con inmensas posibilidades, un proyecto que no podemos ni debemos frenar. Entre todos iremos viendo cauces de comunión y de misión compartida, que nos lleven mejor y más concretamente a la voluntad de Dios y a los jóvenes pobres y necesitados. También fueron presentadas por la mañana las "Conclusiones del Grupo de discernimiento" sobre la FPE, elaboradas en noviembre y aprobadas por el Gobierno provincial.

Por la tarde Luis Argüello, Rector del Seminario diocesano y Vicario de la archidiócesis de Valladolid, nos habló sobre la pastoral vocacional, sobre todo a través del documento “Nuevas vocaciones para una nueva Europa”. Lo que posibilita la vocación, nos decía Luis, es el encuentro personal y vital con Jesucristo. El hombre de hoy está en búsqueda, porque se ha dado cuenta de que él no es el centro. Las vocaciones nos hacen falta no sólo por la escasez de sacerdotes o religiosos, sino para construir una nueva Europa según el Evangelio, en las personas, en los diferentes estados de vida y situaciones, se sientan vocacionadas. Todos agradecimos estas palabras que despertaron nuestra ilusión y nuestro compromiso por este trabajo, a veces demasiado arduo.

Terminamos la tarde con un trabajo de grupos en el que hablamos de dificultades y propuestas, y con la Eucaristía por los laicos, en la que recordamos a los sirvientes de las bodas de Caná. Los sirvientes obedientes y diligentes, que llenan, sacan y llevan el vino, se convirtieron en el icono de lo que queremos ser también nosotros. Por la noche, algunos valientes desafiando el temporal de frío, salieron a dar una vuelta por Valladolid, topándose con el carnaval pucelano por las calles. Fueron varios los jóvenes y no tan jóvenes, que con o sin disfraz, se sumaron a la iniciativa de la foto, ¡todo un reto hacernos una fotografía solos!

El domingo estuvo dedicado a las informaciones que el Superior provincial tuvo a bien transmitirnos. Nos despedimos algunos antes, otros con la comida, llevándonos un poco de ilusión y muchas ganas de continuar con esta tarea apasionante de la comunión entre religiosos y laicos, y con la pastoral vocacional en nuestras comunidades.