Hoy ha fallecido después de una breve enfermedad Hilario Marín, miembro asociado de la FPE

El domingo por la noche comenzó a caer una densa nevada sobre Albacete. En pocas horas todo parecía sacado de una postal navideña, lleno de luz y de nieve,  un espectáculo maravilloso y hermoso que todavía hoy invita a la contemplación.

El martes entraba nuestro amigo Hilario en ese estadio anterior a la muerte que es una mezcla de adormecimiento y agonía. Para referirse a este momento sublime, el poeta indio Khalil Gibran hablaba de “las blancas alas de la muerte” cuya misión es “dispersar nuestros días”. Albacete en estos días parece así, cubierto por unas inmensas blancas alas, las de la nieve, y también la vida de Hilario ha encontrado sentido y plenitud en las blancas alas del Dios de la vida que ya lo tiene consigo.

Era un hombre bueno y sencillo, cordial de todas las maneras, y le falta tiempo y le sobraba disponibilidad para hacer cualquier tipo de favor. Siempre en la brecha y siempre disponible. Hilario Marín Montoya nació en Albacete el día de San Juan de 1933. Este año cumplió el 24 de junio 76 años. Con 25 años se casó con Llanos García Molina, con la que tuvo tres hijos: Toni, José y Javi. Les faltaban unos meses para celebrar las bodas de Oro. Una de las características de la vida de Hilario fue el trabajo duro y dedicado, como herramienta para ganarse la vida pero también para hacer el bien. Hilario fue mecánico, pero de los buenos, y trabajo el hierro y la mecánica en todas sus modalidades, arreglando motores de camiones y cosas de ese tipo. También fue repartidor de helados y otras cosas. Siempre se distinguió por ser un hombre bueno, trabajador y sencillo, pero concreto en los detalles y en la disponibilidad. Muy querido en el barrio por su disponibilidad y su cercanía, y por ser un hombre que difícilmente se negaba a echar una mano. Nos contaba su esposa Llanos, que fueron Paquita y otros miembros del grupo quienes le convencieron para trabajar en Caritas parroquial del Espíritu Santo. En este grupo dedicó sus mejores fuerzas sobre todo en estos últimos años, en los mas diversos servicios, siempre con una gran compasión y dejándose afectar seriamente por los problemas de los demás. Y es que Hilario tenia un corazón demasiado bueno y los pobres entraban de lleno en el.

Animado por Fernando y Julián entró con su esposa Llanos en la Familia pavoniana, casi desde el comienzo de su andadura en Albacete.  Con Andrés, Antonio, José Luis y este núcleo de Familia pavoniana, puso en marcha el Chiringuito en 1999, una experiencia educativa dedicada a chavales que estaban por la calle, y chavales también de los pisos. Allí aprendían soldadura y algo de trabajo mecánico. Hilario en este servicio se distinguió por su amor a los jóvenes mas desfavorecidos, identificándose profundamente, a nivel concreto y práctico, con el ideal pavoniano.

Hace mas o menos un año comenzó  a olvidar cosas y a despistarse un poco. Ha llevado la enfermedad con mucha dignidad y con gran abnegación. Hace un mes más o menos, le detectaron el cáncer. Dicen que las personas morimos como hemos vivido. Así ha sido la muerte de nuestro amigo Hilario, en la discreción, con la mirada limpia, con la fe en Jesús de Nazaret, su amigo. El día de la Inmaculada no pudo renovar las promesas bautismales por motivos de enfermedad, pero se unió a nuestra celebración recibiendo ese día la Comunión. El p. Julián fue a verle y a llevarle a Jesús. Ayer miércoles, recibía en su casa donde ha muerto, el sacramento de la Unción de los enfermos. Estuvimos rezando por el e imponiéndole las manos. El parecía querer participar con la señal de la cruz, pero ya le faltaban fuerzas. Esta mañana a las 10,15 h. nos ha dejado, aunque sabemos que el hemos ganado un amigo y un intercesor ante el Padre. En la casa del cielo seguro que hay muchas chapuzas que hacer, y seguro que allí se ha encontrado con el padre Pavoni, a quien admiraba tanto, y con José Luis, y con tantos hermanos artistas también del metal y de la vida. Gracias Hilario por todo lo bueno que hemos compartido y que nos has dejado. Desde la orilla de Dios sigue mostrándote así de disponible, así de integro.

Descansa Hilario en la paz de Dios y en nuestro recuerdo agradecido.