Buenos días, buena gente, buen puente... buena Madre

Hemos pasado hace pocos días el puente de la Inmaculada  y queremos compartir con vosotros algo de lo que hicimos los de San Sebastián junto con los de Albacete, que estaban aquí de visita.

No hemos querido salir esta vez a lugares lejanos, concretamente a Murguía (Álava), donde íbamos otros años. Sin embargo, en la vida de Villa Uri-gain no han faltado horas de quehaceres y entretenimiento, ni cosas que contaros.

El sábado hicimos el horario de costumbre, con la limpieza a fondo de la casa, la comida en familia –compartida con los de Albacete-, el paseo de la tarde y una buena película por la noche.

Al día siguiente, domingo, después de la misa en la parroquia fuimos a una zona cercana al Txindoki (el monte más alto que hay en Guipúzcoa), nos dimos un paseo, jugamos al frontón unas cuantas horas, comimos en familia y nos volvimos a casa, después de un buen café en un ambiente sereno. De esto dan cuenta las fotos que vemos colgadas aquí abajo (de los demás momentos no hay fotos por problemas técnicos). Al día siguiente nuestros chicos y los de la Acogida disputaron un partido de fútbol, bien reñido e igualado, como corresponde a gente que se entrena casi todos los días. En él participó también Juanito el de Albacete, como en todo lo demás. Después de lo cual estuvimos haciendo preparativos para el día siguiente, fiesta de la Inmaculada.

Ese día amaneció despejado y con buena temperatura. Los de Albacete tuvieron que marcharse, porque el camino es largo hasta allí. Lo sentimos al no poder estar juntos en el momento más importante. Los demás pudimos celebrar con gran alegría, junto a la gente de la parroquia, una eucaristía muy participada. Nos juntamos los laicos y religiosos de la Familia pavoniana, los chicos de la casa, amigos y conocidos varios, muchos de la parroquia, etc. Fue un momento muy sencillo y emotivo, donde los religiosos hicieron su renovación testimonial de la consagración, dando a entender a todos que se sigue así las huellas del beato Pavoni y de muchos otros pavonianos desde hace 162 años. Las felicitaciones de la gente animaron a laicos y religiosos de la Familia pavoniana a seguir en la brecha, llevando adelante el carisma y la misión de nuestro Fundador.

Concluimos la jornada con una comida de fiesta, compartida con algunos colaboradores que estaban presentes. Y al final pudimos ver una buena película en una sala de cine de la ciudad.

Esperemos que el sentido de esta fiesta haya quedado patente para todos, especialmente para nuestros muchachos. Y ojalá nos vean cada día como seguidores de Pavoni, que nos enseña a entregarnos de corazón por ellos y por todos los que nos necesitan.


Galería de fotos