Hoy hemos celebrado el retiro de la Inmaculada con don Ciriaco en nuestra casa

Un lugar importante durante la novena de la Inmaculada, lo ocupa la jornada de retiro que nos ayuda a la reflexión y el silencio y a interiorizar el sentido de esta fiesta para nosotros y la renovación de las promesas bautismales y de los votos. En Albacete, comenzábamos ya los preparativos el día 30 de noviembre, preparativos que se van intensificando a medida que se acerca la fiesta, y que hoy hemos querido hacer interiormente. Para la ocasión, le pedimos a don Ciriaco nuestro obispo, que nos dirigiera la palabra y pasara con nosotros la mañana. Es de agradecer y de admirar la disponibilidad de este hombre, su cercanía y su respuesta inmediata. Don Ciriaco mira la agenda y si puede, enseguida dice sí y lo apunta.

Nos decía don Ciriaco que la devoción a María en la Iglesia, no es algo opcional o accesorio, sino que forma parte de la entraña de nuestra fe. De nuestra Regla de Vida destacaba el subrayado y el hilo conductor tan fuerte de la fidelidad y la obediencia a la voluntad de Dios, esos "dulces atractivos" de los que habla Pavoni. Si leemos la Regla de Vida toda seguida, verermos que efectivamente la fidelidad es uno los leiv motiv más importantes, la palabra o el concepto que más se repite. El modelo de María de Nazaret era necesario, es necesario para los hombres y mujeres de nuestro tiempo, también "dañados de raíz", pero llamados a dar a luz entre doores de parto. María de Nazaret, nos decía don Ciriaco es el espejo limpio y nuevo en el cual nos miramos nosotros y toda la Iglesia; al no estar rallado ni sucio, nos vemos tal y como Dios nos soñó en la creación.

De la mano de la Redemptoris Mater de Juan Pablo II, don Ciriaco nos ayudó a descubrir la sombra de María en la vida de Jesús, desde la Anunciación, el sí más grande de la historia después del sí de Dios a la humanidad, la falta de claridad, la peregrinación en la fe, la emigración a Egipto, la estancia y la monotonía en Nazaret, la madre de la Santa Esperanza del sábado... Sin duda todo un modelo de como debe ser nuestra peregrinación en la fe.

Después de un tiempo de silencio, continuamos con la novena en la que nos acercamos a María como mujer pobre. Y después del canto de la novena, tomamos un refresco (vermouth) con el que nos despedimos. Don Ciriaco se quedó con nostros a comer, dando muestras una vez más de su sencillez y cercanía, de su empatía con los religiosos, de su buena conversación y cariño hacia nosotros. Nos acompañaron en la comida también dos salesianos de la parroquia de San Pablo a la que pertenece nuestra casa, y don Pío Paterna, párroco del Éspíritu Santo.


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